Una de cada 10 personas en el mundo es zurda y esta característica ha fascinado a científicos de todas las épocas.
Muchos se han preguntado qué determina que una persona sea zurda, diestra o ambidiestra.
Científicos del Instituto de Investigación Médica QIMR Berghofer y la Universidad de Queensland, Australia, quisieron responder también a esa interrogante.
Los investigadores recurrieron a biobancos internacionales para analizar datos genéticos de más de 1.7 millones de muestras, lo que lo convierte en uno de los estudios más grandes en su tipo, informó el sitio australiano ABC.
Luego del análisis, llegaron a la conclusión de que existen 41 variantes genéticas que provocan que una persona sea zurda.
“Cada una de estas variantes son solo pequeños cambios en el ADN. Individualmente, tienen efectos muy pequeños, pero en grupo los efectos son significativos”, señala la profesora Sarah Medland del Grupo de Genética Psiquiátrica de QIMR Berghofer.
Más allá de los factores genéticos, la académica sostiene que el medio ambiente juegan un papel mucho más importante que la genética para determinar si una persona será zurda o no.
“La altura de una persona depende mucho más de la influencia genética que la habilidad de tal o cual mano. Allí las influencias genéticas son relativamente débiles. A través de la formación o simplemente interactuando con el entorno y utilizando herramientas adecuadas se puede influir en la habilidad de una persona”, agrega.
El estudio señala que la preferencia por tal o cual mano se observa por primera vez durante la gestación cuando los embriones comienzan a mostrar movimientos de un solo brazo.
Luego, en la niñez, los padres pueden influir en hacer que una mano se convierta en la dominante.
Por ejemplo, si uno de los padres coloca un peluche a la derecha del niño, el menor puede estar más inclinado a alcanzarlo con la mano derecha que con la izquierda.
El estudio fue publicado en la revista Nature Human Behaviour.