Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Princeton en Estados Unidos y la Universidad de Montpellier en Francia ha demostrado los riesgos que puede tener una conversación normal con otra persona para la propagación de enfermedades como el coronavirus.
El estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los científicos han comprobado que una charla cotidiana crea un flujo de aire cónico, tipo “chorro”, que rápidamente puede llevar un rocío de diminutas gotas de la boca de un orador y esparcirlo un par de metros en un espacio interior.
Si bien aún no se logran establecer los mecanismos de transmisión del COVID-19, investigaciones actuales señalan que las personas sin síntomas pueden infectar a otras a través de pequeñas gotas originadas cuando hablan, cantan o ríen.
Los investigadores querían saber de qué forma el material exhalado por un hablante promedio podía propagarse por una habitación.
«Mucha gente ha escrito sobre la tos y los estornudos y el tipo de cosas que te preocupan con la gripe. Pero esas características están asociadas con síntomas visibles y con esta enfermedad estamos viendo mucha propagación por gente sin síntomas», señala Howard Stone, de la Universidad de Princeton.
Como principal conclusión, los investigadores plantean que en conversaciones normales en ambientes interiores como oficinas, por ejemplo, el material exhalado se puede esparcir al menos a un metro de distancia y puede llegar a 2 metros.
No obstante, las conversaciones más largas tendrían el potencial de propagar el virus a una distancia mayor.
“Esto ciertamente resalta la importancia de la ventilación. Especialmente si tiene una conversación larga”, concluye Stone.
Los autores del estudio esperan que su trabajo sirva para que las autoridades sanitarias tomen en cuenta que movimiento aerodinámico de las partículas generadas sólo por el hablante, ya que constituye un factor importante en la propagación del virus.