Suecia ha sido uno de los países más afectados por la pandemia del coronavirus. A diferencia de otras naciones, los nórdicos no se mostraron tan estrictos con las restricciones sanitarias al inicio de la emergencia.
Esta decisión pudo haberles costado caro, según algunos expertos, y hoy sufren las consecuencias.
En aquella fase prematura de la crisis, Suecia decidió no cerrar los colegios. Uno de los principales promotores de esta polémica medida fue el pediatra y epidemiólogo Jonas Ludvigsson.
Hoy, existe un amplio debate sobre si esa medida fue la correcta. También hay polémica, ya que se ha descubierto que Ludvigsson pudo haber omitido información para demostrar que no era necesario cerrar los establecimientos.
En una publicación bajo su autoría en la revista Acta Paediatrica, el profesional hacía un llamado a la calma y afirmaba que no se habían producido brotes importantes en las escuelas desde el inicio de la pandemia.
Sin embargo, esta aseveración fue refutada por otros colegas que explicaron que sí habían existido brotes importantes en algunas escuelas.
Más tarde, a través de la Ley de Registros Abiertos Sueca, un grupo de ciudadanos defensores del cierre de los colegios pudo acceder a los correos que Ludvigsson envío al epidemiólogo jefe de Suecia Anders Tegnell.
En los registros, Tegnell lo cuestionaba por datos importante sobre un aumento en la mortalidad de los niños durante 2020 en comparación con años anteriores, que no habían sido mencionados por Ludvigsson en sus publicaciones.
En estos momentos, el científico se encuentra en una difícil posición y su irresponsable postura anticierre de colegios ha ocasionado un agravamiento de la emergencia sanitaria entre los niños en edad escolar de Suecia.