Antes de la pandemia de coronavirus, una media de 115 millones de personas visitaban Pornhub al día. Por supuesto, estas cifras se han disparado durante la cuarentena y la crisis sanitaria.
En la actualidad, un alto número de personas consumen pornografía: según la última publicación de AsapScience, 83 por ciento de las mujeres y 100 por ciento de los hombres entre 15 y 29 años ven o han visto videos para adultos.
Existen distintos tipos de consumidores de porno. Los pocos estudios que hay sobre este tema se centran en las personas que reconocen tener una relación problemática o tóxica con este tipo de contenidos. A este grupo de gente se le denomina usuarios problemáticos de porno (PPU, en inglés).
En un video de AsapScience se preguntan qué ocurre en el cerebro de estas personas cuando dejan de consumir porno, algo así como una abstinencia de pornografía.
Los efectos de la abstinencia empiezan al segundo día, cuando aparecen pequeños trastornos como la dificultad para conciliar el sueño o un incremento en los niveles de ansiedad.
Mirar videos para adultos todos los días les permite a los usuarios mantener elevados los niveles de dopamina. Según los investigadores, al cortar ese flujo de dopamina la ansiedad hace que las personas vuelvan a consumir pornografía, lo que ocurriría entre los días cuatro y siete.
A partir del día 14, el cerebro empieza a procesar mejor los comportamientos relacionados con el retardo en la gratificación, lo que está relacionado con una mayor capacidad para concentrarse en tareas complejas.
De acuerdo con los estudios que se han hecho sobre este tema, los beneficios sustanciales de no ver porno no llegan hasta el día 30 de abstinencia. Desde ese momento, las personas son capaces de concentrarse mejor y evidencian una mayor claridad de pensamiento.
Por último, el cerebro recupera la plasticidad normal hasta pasados tres meses de abstinencia.