Chile confirmó el primer caso en América Latina de la cepa británica del COVID-19, una variante que comienza a distribuirse rápidamente en distintos lugares del mundo.
El caso corresponde al de una mujer que estuvo durante una semana en Londres y que regresó a Chile la madrugada del 22 de diciembre, en un vuelo proveniente de Madrid.
Paula Daza, viceministra de Salud Pública, anunció que a partir del 31 de diciembre todos los chilenos y extranjeros que ingresen al país deberán cumplir con una cuarentena obligatoria de 10 días.
La mujer fue sometida a un examen PCR en el aeropuerto internacional de Santiago y el 23 de diciembre se confirmó la presencia de la variante británica.
Los científicos estiman que la cepa británica, llamada B.1.1.7, es altamente contagiosa, con un nivel de entre 40 y 70 por ciento superior al virus original. Sin embargo, por el momento no se ha asociado a una mayor letalidad.
A su llegada al país, la mujer se trasladó vía aérea a la sureña ciudad de Temuco, donde actualmente cumple cuarentena en un hospital local.
Las autoridades chilenas ahora buscan a los otros pasajeros que ingresaron al país en el mismo vuelo que la mujer o se hayan trasladado al sur del territorio.
“La seremi de Salud [autoridad regional] se encuentra haciendo la conexión con todas las personas que viajaron de Santiago a Temuco. Ya tenemos la información del vuelo de España a Chile para hacer la trazabilidad”, afirmó Daza.
De momento, este es el primer caso confirmado en América Latina.
Sin embargo, la variante B.1.1.7 ya ha sido detectada en una decena de países europeos (Alemania, Noruega, Países Bajos, Dinamarca, Francia, Suiza, Italia, España, Finlandia, Portugal, Suecia, Irlanda), además de Canadá, Israel, Japón, Corea del Sur, Singapur, India, Jordania, Pakistán, Líbano, Emiratos Árabes Unidos y Australia