Probablemente muchos fanáticos de Breaking Bad hayan alucinado con tener alguna de las casas que aparecían en la popular serie de televisión, muchas de las cuales eran utilizadas como laboratorios para elaborar droga, específicamente metanfetamina.
Algunos, quizá, hasta pensaron en la posibilidad de adquirir un inmueble que anteriormente sirvió como laboratorio de droga. Para ellos, la ciencia tiene un particular mensaje: no lo hagan. Un reciente estudio advierte sobre las graves consecuencias para la salud al habitar uno de estos inmuebles.
El trabajo fue realizado por un grupo de investigadores en Australia y fue publicado por Journal of Exposure Sciencie and Environmental Epidemiology.
De acuerdo a los encargados de la investigación, en el interior de estas residencias aún puede haber aire contaminado, incluso muchos años después de haber cambiado de dueño. Los autores además advierten que respirar dentro de estas casas puede exponer a los residentes a rastros de metanfetamina.
“Incluso después de mudarse de casa, estos productos químicos potencialmente tóxicos pueden adherirse a los muebles, la ropa y los juguetes y volver a filtrarse al aire”, señalan en el estudio.
Preocupante hallazgo
Para realizar su investigación, los científicos consideraron dos casas que habían servido como laboratorio de droga en Australia. Una familia habitó después una durante nueve años, ignorando su uso pasado.
Sin embargo, los miembros de la familia afirmaron haberse sentido mal durante el periodo en el que vivieron en ese lugar, especialmente los niños. Los investigadores hallaron residuos de metanfetamina en las superficies de toda la casa, a una tasa de 12,6 µg / 100 cm2 en promedio.
En tanto, las concentraciones de metanfetamina en el aire eran de 4,7 µg / m3.
Los investigadores afirman que estas concentraciones están al mismo nivel de los laboratorios de metanfetamina activos incautados por funcionarios de Estados Unidos.
“Las pautas australianas actualmente permiten la evaluación de la metanfetamina en propiedades contaminadas con otras drogas ilícitas, pero ignoran la exposición por inhalación. Estas políticas pueden subestimar significativamente los riesgos en las antiguas casas donde se trabajó con metanfetamina cuando los nuevos propietarios no están al tanto y, por tanto, indican que las pautas actualmente no abordan las medidas de protección de la salud”, afirmó Jackie Wright, científico de la Universidad de Flinders.
Casos similares se han encontrado recientemente en Estados Unidos, donde la contaminación de viviendas con metanfetamina ha aparecido como un problema de salud pública que ya afecta a miles de hogares.
Si bien muchos de los estudios se han enfocado en los residuos tóxicos pegajosos que quedan en las superficies luego de la fabricación de la droga, se ha descubierto que incluso fumarla o «cocinarla» también puede generar residuos potencialmente tóxicos en el aire.
“Respirar por sí solo podría haber representado hasta el 20 por ciento de la exposición de los niños a la metanfetamina en la casa número uno. Para los adultos que viven bajo el mismo techo, respirar aire contaminado representó aproximadamente el 60 por ciento de su exposición a la metanfetamina”, señalan los autores.
Los datos arrojados por la segunda vivienda fueron aún más preocupantes. De acuerdo a lo investigado, la ropa, los juguetes y las posesiones de los inquilinos aún contenían rastros de metanfetamina.
Incluso, una vez que estos objetos fueron depositados en bolsas selladas, se dieron cuenta de que liberaban rastros de la droga al aire, lo que podría generar una mayor propagación.