Si alguna vez tuviste algún problema estomacal por causa de una intoxicación alimenticia, seguramente lo último que pensarías es que la bacteria que te dio tantos problemas pudiera ser beneficiosa. Pero, ¿qué dirías si podría ser utilizada nada menos que en la lucha contra el cáncer?
Según un nuevo proyecto de investigación llevado a cabo por ingenieros biomédicos en la Universidad de Duke, la bacteria Salmonella Typhimurium puede ser modificada para convertirse en un verdadero «misil de búsqueda de cáncer». Y en este caso, de glioblastoma, una de las formas más letales de cáncer cerebral.
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«Los tumores cerebrales son difíciles de tratar porque invaden el tejido cerebral, y no tienen un borde claro que permita a los neurocirujanos eliminar todo el tumor», dijo a Digital Trends el Dr. Ravi Bellamkonda, Decano de la escuela Pratt de Ingeniería de Duke. «La motivación de este estudio fue diseñar un sistema que tuviera la capacidad de buscar y localizar a los tumores metastásicos remotos dentro del cerebro, y determinar sólo las proteínas que matan a los tumores en esos sitios».
La idea realmente única en este proceso fue la decisión de usar a las bacterias causantes de intoxicación alimenticia como armas en esta lucha. De hecho, a pesar de su tendencia a enfermar a las personas, la salmonela es casi perfectamente adecuada para este papel, siendo una bacteria con la capacidad de moverse dentro de un tejido denso, como el cerebro.
Al adaptarlo para que sea deficiente en un compuesto orgánico llamado purina, que es esencial para su supervivencia, la salmonela de repente inicia una búsqueda que la lleva hacia los tumores cerebrales. Esto ocurre debido a que las purinas se enriquecen en los tumores, por lo que, de esta manera, la bacteria sólo encuentra un buen suministro ese necesario producto alimenticio en las regiones con tumores.
«Diseñamos la carga de ataque a los tumores para que sea liberada por la bacteria cuando la tensión del oxígeno sea baja», continuó Bellamkonda. «Resulta que los tumores crecen rápidamente, y la mayoría de ellos tienen baja tensión de oxígeno. Por lo tanto, las proteínas que matan tumores sólo fueron liberadas por las bacterias en las regiones tumorales. Con este enfoque, mostramos una tasa de recuperación del 20 por ciento, que es fenomenal para esta desafiante condición».
La siguiente fase de este proyecto implicará trabajar en más análisis sobre cómo este tratamiento afecta a diferentes subgrupos de tumores. «Nos gustaría investigar y responder a estas preguntas para que podamos evaluar el progreso del tratamiento.» -concluyó el científico.