“Desde ya un candidato a lo más destacado del 2021.”
- El diseño de niveles.
- Las mecánicas de colaboración entre personajes.
- Escenas sorpresivas y absolutamente fuera de contexto que funcionan a la perfección.
- La puesta en escena puede ser algo engañosa: no es un juego infantil.
It Takes Two es el juego nuevo del diseñador sueco Josef Fares y Hazelight Studios, que continúa la estela de lo que fueron sus trabajos anteriores A Way Out y Brothers: A Tale of Two Sons. ¿Cuál es el elemento común de estos títulos? Que los protagonistas son dos y hay que colaborar de manera mecánica. En Brothers, con un solo joystick se controlaba a los dos personajes; en A Way Out, dos jugadores compartían aventura en pantalla dividida. ¿En It Takes Two? Más de lo mismo, aunque ahora con una premisa diferente desde lo narrativo.
Los protagonistas de la aventura son un matrimonio en proceso de separación con una hija en común. Debido a circunstancias mágicas, ambos quedan reducidos a muñecos de juguete y su única misión es recuperar su forma natural, solucionar su problema familiar y no perderse para siempre en un cuerpo de lana.
Esta idea es la que permite que la aventura recorra niveles bastante creativos en una suerte de reversión de Honey I shrunk the kids en versión videojuego. Los protagonistas deben pasearse por diversos ambientes que se encuentran comúnmente en una casa: los cimientos, el taller, áticos/sótanos, la pieza de juegos, un caleidoscopio, etcétera. Pero no se trata de solo pasear por esos entornos, sino colaborar y ahí es donde radica la clave de It Takes Two, que no se puede jugar en solitario: es obligatorio tener a un segundo jugador, ya sea por internet o en la misma consola.
El diseño de niveles en It Takes Two es muy bueno. Los escenarios son imaginativos y utilizan el entorno para crear mecánicas interesantes y bien planteadas. La mayor parte del tiempo es necesario revolver puzzles de todo tipo para poder avanzar: un jugador ejecuta una acción que a su vez permite que el otro jugador supere una parte del escenario. A veces hay que alternar estas mecánicas y otras ejecutarlas en simultáneo, ya sea en pantalla dividida verticalmente a la mitad o compartiendo exactamente el mismo cuadro.
Pase lo que pase, la colaboración es lo más importante y el error de una persona implica el fracaso de ambos, lo que por regla general va a terminar en reproches mutuos. Si Josef Fares quería que la interacción entre jugadores fuera una caricatura matrimonial, lo consiguió a la perfección.
It Takes Two es un juego de plataformas, luego un juego de acción y en ocasiones uno de puzzle o de ritmo. Y siempre se aprovecha bien la temática de los escenarios para refrescar las mecánicas de un juego que, en teoría, es de plataformas/aventuras.
No pretendo hacer spoilers innecesarios, pero nadie se hubiera esperado controlar un barco en una versión infantilizada de Assassin’s Creed, o combatir contra ardillas militares dentro de un árbol en lo que podría ser un nivel cualquiera en Gears of War. Por otra parte, las batallas con los jefes son imaginativas, complejas y por lo general tienden a ser difíciles, ya que ambos jugadores deben estar coordinados para saber qué hacer en un momento dado o cómo moverse para esquivar proyectiles sin terminar muertos al mismo tiempo.
It Takes Two puede parecer un juego de corte más infantil, pero en la práctica no lo es porque requiere cierta habilidad en los controles. Es obligatorio saber mover bien la cámara o conocer de memoria la posición de los botones, sobre todo en secuencias que requieren reacciones rápidas. Y sí, esto lo damos por sentado quienes somos videojugadores habituales, pero vale la pena mencionarlo porque It Takes Two es un juego más complejo de lo que se ve a simple vista, por lo tanto, compartir sesión con alguien no tan hábil en el joystick puede no ser la mejor idea. La estética infantil al estilo Pixar esconde un diseño muy inteligente, bien planteado y, pese a lo que podría sugerir la presentación, para nada cinemático.
Y esto último es valorable, porque en la industria moderna sería muy fácil dar luz verde a un juego con este tipo de estética o valores de producción que simplifique al máximo lo mecánico o lo interactivo para facilitar la experiencia. Pero It Takes Two no es nunca un juego fácil o que se controla en automático, sino todo lo contrario. Incluso las secciones más simples hay que jugarlas y superarlas con éxito al seguir reglas tan básicas como no caerse fuera de una plataforma.
Además de contar una historia interesante y más graciosa que dramática dado su contexto, It Takes Two es un videojuego con un diseño brillante. Y si bien existen secciones argumentales que apelan a temáticas para tomar en serio, a la larga las más efectivas son las más comunes y con seguridad le sacarán una carcajada a más de uno. Y como es un juego cooperativo, en todas las plataformas se puede invitar a una segunda persona sin necesidad de que esta tenga que comprarlo. Lo cual tiene todo el sentido del mundo, porque si bien podría haberse programado una inteligencia artificial para que controle al segundo personaje al jugar en solitario, It Takes Two le hace completo honor a su nombre: sin dos jugadores, el juego no tiene razón de ser.
Quizás la historia hacia el final de la aventura se mueva por lugares poco sorpresivos, pero qué importa: en abril ya tenemos un candidato para lo más destacado de 2021.