“Una notable reinvención que ojalá se convierta en un juego completo en el futuro.”
- El formato de mundo abierto al estilo Nintendo está implementado a la perfección
- Las mecánicas y sistemas de Super Mario 3D World son brillantes
- La puesta en escena cuando llega Bowser
- No se puede conseguir de forma independiente, solo se vende junto a Super Mario 3D World
Super Mario 3D World fue uno de los juegos más interesantes de la Nintendo Wii U, sin lugar a dudas. ¿El problema? La Wii U terminó siendo una de las consolas menos populares de Nintendo en toda su historia, lo que en parte limitó el alcance del juego. Por lo tanto, la reedición en la Nintendo Switch parecía lógica (y de hecho, se demoró demasiado) pero lo más curioso no es Super Mario 3D World como tal, sino el título que lo acompaña: Bowser’s Fury.
¿Alguna vez se imaginaron ver a Mario en un formato de mundo abierto? Bowser’s Fury es, hasta ahora, lo más parecido a ello. El juego, más corto que las aventuras habituales de la mascota de Nintendo, se ambienta en un lago gigante en el que cada isla es una suerte de nivel independiente y el objetivo es, como en la mayoría de los juegos de Mario, juntar estrellas (soles felinos se llaman aquí) para eventualmente pelear contra Bowser -varias veces a lo largo de las seis horas de juego-, limpiar el lago, hacer aparecer más islas y seguir recolectando soles.
Bowser’s Fury: una nueva cara del mundo de Mario
A diferencia del resto de juegos de Mario en 3D, el chiste en Bowser’s Fury es que todo se juega dentro de un único mapa, sin transiciones entre niveles a excepción de un título que indica cuántas estrellas se han conseguido o cuál es el objetivo actual. El lago se abre casi por completo después de cierto momento y desde ahí en adelante, Mario tiene libertad para desplazarse por las diferentes islas hasta tener los soles suficientes para que se active una campana gigante. Y cuando esto ocurre, Mario se hace también gigante y puede luchar contra el Bowser del mismo tamaño en medio del mismo lago, en una reedición muy caricaturesca de lo que sería un Godzilla versus Kong.
Bowser’s Fury utiliza en general las mismas mecánicas y objetos de Super Mario 3D World pero se siente como un juego muy distinto, en parte porque la cámara ahora es libre y con menos limitaciones. Y también porque la experiencia es continua, sin pausas para volver a un mundo hub luego de completar un nivel. Esta continuidad solamente se ve interrumpida cuando en el mapa empieza a llover: ese es el aviso previo antes de la aparición del Bowser gigante, que hace que el escenario entero se vuelve oscuro, suene una música diferente y todo lo que antes parecía amistoso deja de serlo.
En esos momentos del Bowser gigante también cambia un poco el escenario; aparecen algunas estructuras y bloques que antes no estaban, o que sí estaban pero que solamente se pueden destruir con los proyectiles que caen desde el cielo. E incluso, existen algunas estrellas que solo se pueden conseguir en este estado del mundo, lo que crea un giro interesante porque si al comienzo del juego estamos tratando de entender qué pasa en estos momentos caóticos y buscando refugio, hacia el final estamos esperando que llegue Bowser para conseguir esos soles felinos faltantes.
Bowser’s Fury es una experiencia que, aunque se arma con puros elementos conocidos de Super Mario 3D World u otros títulos en 3D, tiene un feeling distinto. Está construida sobre un sentido de urgencia que no existe en los demás juegos de Mario, por estar basados en niveles y mundos independientes en los que hay pausas casi obligatorias al completar una etapa y volver al mapa o al hub principal. En Bowser’s Fury, en cambio, está siempre la sensación que nada se detiene y que el mundo sigue avanzando aun si Mario se queda un rato quieto, sin hacer nada: inevitablemente se pondrá a llover y aparecerá Bowser con la música en clave heavy metal, lanzando fuego y caos sobre el lago.
Ojalá este sea el futuro de los juegos de Mario
Es muy interesante el resultado de este Mario tan experimental. Y a la vez resulta algo extraño que no se pueda conseguir de forma independiente: dicho de otra forma, la única forma de jugar Bowser’s Fury es comprando Super Mario 3D World. Nintendo en general no tiene problemas en vender juegos archirrepetidos de consolas antiguas, mientras que un juego como Bowser’s Fury, en la actualidad, no es más que un anexo a una reedición. Y dada su puesta en escena, su brillante presentación y lo fresco de su formato, parece un juego perfecto para venderse por 20 o 30 dólares en formato digital.
Ojalá que Nintendo esté monitoreando la recepción de Bowser’s Fury para mover ficha en el futuro, porque este pequeño juego es muy bueno y comprueba que los títulos de Mario pueden todavía reinventarse y entregar algo levemente distinto, sin perder la esencia de lo tradicional. ¿Un Mario en mundo abierto, más amplio y con más contenido que Bowser’s Fury? Deme uno con dos secuelas.