SSí, este es otro artículo más en el cual alguien explica por qué le gustó o no le gustó cambiar por un periodo determinado de tiempo, su teléfono Android por un iPhone o viceversa.
En mi caso, puede haber un componente distinto: el único dispositivo que he tenido de Apple fue el primer iPod Nano que salió en el 2005. Después de algunas semanas de haberlo utilizado no tuve muchas quejas, excepto por el hecho de que no podía descargar las canciones del iPod a mi computadora. Apenas vi que en un mp3 de cualquier otra marca si se podía, me quedó clara una cosa: no me gustaban las prácticas de Apple y decidí no volver a comprar la marca nunca más.
La decisión pudo haber sido un poco radical, pero hasta ahora he cumplido con mi palabra. Nunca vi el motivo por el cual comprar Apple si había otros productos igual de buenos, menos costosos, pero ante todo, más abiertos y menos restrictivos.
Hubo una característica que me gustó mucho a pesar de ser un poco obsoleta: el switch de silencio.
Vi a la mayoría de mis amigos comprar iPhones que se quebraban con mirarlos (y que eran muchísimo más costosos que otros teléfonos), comprar MacBooks porque no les entraban virus (un buen atractivo en ese entonces que al día de hoy perdió su validez). Básicamente muchos sucumbieron ante el logo de la manzanita en cualquier producto que estuvieran buscando o que no estuvieran buscando.
Y finalmente, trabajando en tecnología llegó un punto en el cual me tocó utilizar un iPhone por obligación. La tarea fue utilizarlo durante un mes, durante el cual muchos pensaban que me iba a enamorar de dicho teléfono.
Pues bien, el oficio me obligó y cambié mi Pixel 2 XL por un iPhone 8. Ya que el Pixel 2 XL es el teléfono de más alta gama de Google, lo ideal habría sido utilizar un iPhone X, pero no fue posible. Por ello, a lo largo de este relato tendré en cuenta que la comparación no es del todo equitativa, y daré más peso al software.
Un primer día frustrante
Lo más decepcionante además del tamaño de la pantalla (perdí una pulgada con el cambio), fue el botón de inicio del iPhone. Como usuario de Android llevo años utilizando botones virtuales en la parte de debajo de la pantalla para volver a la pantalla de inicio, devolverme dentro de una aplicación, así como pasar fácilmente a la aplicación anterior. Claramente, todo es cuestión de costumbres y a los pocos días logré adaptarme a mirar cada rincón de la app que estuviera usando para regresar a la pantalla anterior.
Hubo una característica que me gustó mucho a pesar de ser un poco obsoleta: el switch de silencio. No tener ni que activar la pantalla para poner el teléfono en silencio fue algo que me gustó, a pesar de que sea una herencia de un pasado donde el hardware era la forma más fácil de agregar características interesantes en un teléfono.
Pero algo a lo cual nunca logré acostumbrarme fue a no tener acceso a varias características del teléfono de forma fácil mediante la barra de notificaciones. Conectarse a una red Wi-Fi nueva siempre requiere ir a Configuración, mientras que en los dispositivos Android puedes conectarte mucho más fácil desde la barra.
Lo más atractivo del iPhone nunca lo utilicé por culpa de WhatsApp
Ahora bien, hay características interesantes del iPhone por las cuales muchas personas quieren tener uno de estos teléfonos: iMessage y FaceTime.
En comparación a Android, la aplicación de mensajería iMessage para mensajes de texto estándar en SMS es mucho más consolidada y avanzada. Sin embargo, solamente la utilicé un par de veces. ¿Por qué? La respuesta es muy simple: por culpa de WhatsApp.
Solamente había un par de personas con quien podía utilizar iMessage y sinceramente, ya estoy tan acostumbrada al WhatsApp que utilizar iMessage me parecía una bobada. Además, tengo pocos contactos a los cuales les envío mensajes en Estados Unidos y que tienen un iPhone.
Lo mismo sucedió con FaceTime. Tengo pocos contactos con los que me comunico frecuentemente en los Estados Unidos, y con WhatsApp me puedo comunicar con todo el mundo, sin tener que fijarme si la persona que quiero contactar tiene un iPhone o no o si está en el mismo país.
Y otras cosas me estaban enloqueciendo
Sí, lo sé. En el WWDC 2018, Apple anunció cambios para iOS 12. Y si hubo un anuncio que me alegró fue el hecho de que el próximo sistema operativo para iPhone va a incluir notificaciones en grupo. Si eres un usuario de iPhone y nunca has tenido un Android, agradecerás mucho esta actualización. Las notificaciones individuales me estaban enloqueciendo. ¡Son demasiadas!
En un principio, pensaba que, si no estabas en el ecosistema de Apple, sería un dolor de cabeza este cambio.
Pero eso no es todo. Los punticos rojos en las apps que te indican cuántos correos electrónicos tienes sin leer, me producían ansiedad. Sí, querido iPhone, lo sé: tengo 8,726 correos sin leer y nunca los leeré porque sé que son basura.
También me desesperaba la dificultad para compartir enlaces. Puede que sea algo personal pero después de un mes de haber utilizado el teléfono aún me parecía inconsistente la forma en que se compartían los enlaces. No siempre se comparten de la misma forma en todas las plataformas, y sinceramente en un teléfono Android se hace mucho más fácilmente que en iOS.
¿Para qué una cuenta de iCloud?
Algo que me molestó al configurar el teléfono fue tener que abrir una cuenta en iCloud. La respuesta de muchas personas ante esta queja es: en Android necesitas un Gmail para configurar el teléfono. Sí, pero… ¿quién no tiene una cuenta de Gmail en pleno 2018? Todo el mundo tiene una cuenta de Gmail, incluyendo personas que utilizan iPhone. Tener que crear una cuenta más para poder acceder a la mitad de las características de unos servicios que nunca voy a utilizar (porque todo ya lo hago con los servicios de Google) es poco conveniente.
Una interesante sorpresa
Finalmente, debo admitir que no fue tan difícil cambiar un Android por un iPhone. En un principio, pensaba que, si no estabas en el ecosistema de Apple, sería un dolor de cabeza este cambio.
La verdad es super fácil, pero no gracias a Apple sino a Google. Apenas configuré mi Gmail todos los contactos aparecieron y no tuve que hacer nada más. Las aplicaciones que utilizo en el día a día, así fueran de Google, tienen soporte para iOS y para mi estilo de vida, el tener un iPhone no cambió muchas cosas.
¿Cambió mi percepción sobre Apple?
En general, mi percepción de la marca sigue siendo la misma. No muero por tener los productos de Apple y la verdad me gusta más la interfaz de Android.
Tampoco me gusta la idea de tener que conformarme con lo que sea que Apple decida lanzar. “En la variedad está el placer” dicen por ahí y variedad es lo que hay en Android: desde Samsung hasta Huawei utilizan el sistema operativo y construyen «pieles» para personalizar la interfaz. También hay variedad de características de hardware precisamente porque hay más fabricantes que utilizan el sistema.
Durante años utilicé Motorola y después de que Lenovo lo compró, noté cómo ya no me gustaban tanto los dispositivos. Decidí cambiar al primer Pixel, más que todo por la experiencia pura de Android y porque tenía una cámara excelente. Ahora, continúo utilizando el segundo modelo, un Pixel 2 XL y no podría ser más feliz.
Es cierto que ahora muchos de los dispositivos Android de alta gama pueden ser casi tan costosos como un iPhone X (como por ejemplo los Galaxy o el Pixel 2 XL), y la cuestión ahora se reduce a la preferencia del usuario y no tanto a la cuestión sobre si un sistema es mejor que el otro o no.