Este artículo comienza con una advertencia: está escrito por alguien que no ha visto todos los capítulos de Friends.
Pero está escrito por un espectador promedio que se pregunta con justa razón si esta serie es realmente buena como aseguran sus defensores, que la catalogan como la mejor de la historia, o si se trata más bien de un producto sobrevalorado con una vitrina y exposición generosa en los medios de comunicación.
Partamos con los hechos noticiosos. Friends ha vuelto a estar de moda a raíz de un especial estrenado en la plataforma HBO Max titulado Friends: The Reunion. Se trata de un contenido que generó muchas expectativas, pero que parece no terminó por convencer a algunos de sus seguidores más exigentes (la plataforma de streaming aún no aterriza en América del Sur).
Debido a esto, en los últimos días ha surgido una interrogante que pudo haber estado relegada en las últimas décadas: ¿Friends es realmente buena o su éxito se debe más bien al contexto ingenuo e inocente en el que fue estrenada?
Esta serie llegó a las pantallas en septiembre de 1994. La producción estaba centrada en las historias de seis amigos de Nueva York: Rachel, Mónica, Phoebe, Joey, Chandler y Ross.
Hasta ahí todo bien. El problema ha surgido en los últimos años, cuando una generación más crítica comenzó a ver la serie. Desde ese momento no solo se ha dudado de la calidad argumental de la producción, también se han detectado varios pasajes de discriminación, homofobia, machismo y lenguaje excluyente que hoy difícilmente serían aceptados.
De hecho, Marta Kauffman, creadora de la serie, reconoció la falta de diversidad en el programa y señaló el año pasado en una conferencia de prensa: “Ojalá hubiera sabido entonces todo lo que sé ahora. Lo lamento, porque habría tomado decisiones muy diferentes”.
Para muchos, Friends no es más que un espectáculo que muestra a un grupo de amigos blancos que comparten su vida perfecta y superficial en Nueva York, una visión idealizada que fue muy bien aceptada en este lado del mundo.
Sin embargo, es difícil imaginar que la serie hubiese resultado igual de exitosa si se hubiera estrenado veinte años más tarde, con la maquinaria del streaming que produce series de altísima calidad cada año y con una actitud más crítica y exigente por parte de los espectadores.
La misma Kauffman, una vez más, parece tenerlo claro cuando señaló respecto a lo que se mostraba en su creación: “No pasa nada, eran los años noventa y se podía hacer”.
La pregunta inicial de este artículo se justifica porque son varios los ránkings que sitúan a Friends como la mejor serie de la historia, que posicionan incluso por delante de otras producciones exitosas como Breaking Bad y The Game of Thrones.
Un acercamiento a esta pregunta debería tener siempre en cuenta el factor tiempo y poner a la serie en un contexto, muy distinto al de ahora. También se recomienda entender que si algo es exitoso no quiere decir que necesariamente tiene que ser bueno.
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