Cada vez más personas están decidiendo cortar su relación con las compañías de cable y adoptar los servicios de streaming. Sin embargo, luego de la luna de miel, muchos se están dando cuenta que esa decisión podría resultar siendo más problemática o costosa de lo que habían planeado.
Primero, Sling TV elevó el precio de su paquete básico la semana pasada en $5 dólares más. Solo un día después, DirecTV Now incrementó su precio también en $5, seguido por PlayStation Vue, que aumentó todos sus paquetes igualmente en $5 dólares más mensuales cada uno. Es decir que, en menos de una semana, casi todos los principales servicios de transmisión de TV en vivo incrementaron sus tarifas de suscripción.
Pero esto no es nada nuevo. YouTube TV ya había elevado su precio en $5 dólares en marzo pasado, antes de la última tendencia, mientras que el único remanente, Hulu, confirmó el precio de su paquete básico a nada menos que $40 dólares por mes.
El incremento en realidad no es sustancial, y tal vez es lo que gastarías en una hamburguesa o un café. Pero eso, por supuesto, es lo que hace que las pequeñas subidas de precios sean tan brillantes: no son lo suficientemente grandes para que los clientes se vayan.
Esta «nueva» tendencia en se extrae directamente del libro de jugadas de las compañías de cable, de las que que supuestamente nos salvó la industria del streaming. Es la vieja trampa de bait and switch, es decir, ofrecerte una cosa y luego darte otra, y parece ser una prueba más de que la transmisión de TV en vivo a través de streaming no es una revolución; es más de lo mismo. O como se diría en algunos de nuestros países, «es la misma gata, pero revolcada».
¿Es realmente una mejor alternativa ?
Hasta ahora, la mayoría de estos servicios de transmisión de TV en vivo por streaming han ofrecido un valor apropiado para justificar su tarifa mensual: los clientes tienen TV en vivo, con menor calidad y confiabilidad que el cable, pero también a un precio más bajo y con más libertad de elección. Los suscriptores pueden cancelar en cualquier momento, elegir su propio equipo y, suponiendo que la red sea lo suficientemente rápida, incluso ver su programación favorita cuando no estén en casa.
AT&T acaba de hacerse una de las compañías de medios más grande del mundo.
En la superficie, suena como una buena oferta, y con paquetes que comenzaban entre los $20 y $30 dólares mensuales, lo fue. Pero ahora, si hablamos de $40 dólares para arriba, el valor del servicio disminuye hasta el punto de que es más atractivo para muchos clientes potenciales simplemente quedarse con su “anticuada” compañía de cable. Si combinas el costo de $40 por la transmisión de TV en vivo por streaming, con $50 dólares o más por mes por Internet, y ¿qué obtienes? Una factura que se parece mucho a lo que pagarías por el cable. Agrega Netflix o Amazon Prime, y ya estás pasando de $100 dólares por mes o más, y eso sin contar los canales premium como HBO.
Con esta nueva tendencia de la escalada de precios y escasas alternativas, parece que retrocedimos. Y si piensas en la menor calidad y confiabilidad, el sueño de liberarse de los lazos del cable y el satélite comienza a perder su atractivo rápidamente.
Promesas rotas y acuerdos multimillonarios
¿Qué pasó? Una de las respuestas parece ser la consolidación y fusión de empresas. Basta con mirar a AT&T, que acaba de subir el precio de su servicio DirecTV Now.
La compañía telefónica recientemente logró quedarse con una de las mayores compañías de medios del mundo, en una fusión multimillonaria con Time Warner Inc., esto, luego de una adquisición similar masiva de DirecTV en el 2014. La última adquisición de AT&T consolidó decenas de medios bajo su paraguas, incluidas redes de televisión como CNN, HBO y TBS, así como todo el imperio de cine y televisión de Warner Bros., por nombrar solo algunos.
A lo largo del procedimiento, mientras los reguladores expresaban su preocupación de que una menor competencia en el mercado podría llevar a una escalada de precios para los consumidores, AT&T prometió que los precios no subirían. Incluso afirmó que la compañía resultante estaría en mejores condiciones para competir con titanes como Google, Netflix y Amazon, lo que llevaría a precios más bajos si los reguladores permitían que el acuerdo continúe.
Sin embargo, solo semanas después de que se aprobara la fusión, la compañía está contando una historia diferente. Cuando Ars Technica presionó con respecto a su reciente alza de precios frente a las promesas de hacer lo contrario, AT&T dijo lo siguiente: «Para continuar entregando la mejor experiencia de streaming posible para clientes nuevos y existentes, estamos trayendo el costo de este servicio en línea con el mercado, que comienza en un precio de $40 dólares».
Dejando de lado el hecho de que esto no es completamente cierto, pues todavía puedes obtener Sling TV por $25 dólares al mes, aunque en un paquete de canales más pequeños, la nueva norma de $40 dólares es posible gracias a un puñado de jugadores que se mueven al unísono, y esa es una situación problemática, cuyas consecuencias afectan nuestro bolsillo.
¿Y ahora, qué?
El CEO de Netflix, Reed Hastings, siempre temió lo que podría pasar si los servicios de cable y satélite decidieran ofrecer acceso a su contenido a través de streaming. El concepto se llama TV Everywhere, y es un servicio que las compañías multimedia han estado hablando desde el año 2009, seis largos años antes de que Sling TV debutara en el 2015.
Como su nombre lo indica, TV Everywhere (que se traduce como ‘televisión en todo lugar’, o ‘en todas partes’) fue diseñado para ser la respuesta a los servicios de streaming de la competencia, aparentemente permitiendo a los espectadores llevar su programación de TV a cualquier lugar a través de aplicaciones verificadas, siempre y cuando todavía tengan una suscripción de cable o satélite. Sin embargo, si bien estos servicios ciertamente existen en la actualidad, también ofrecen menos opciones, menor confiabilidad y menor calidad de imagen que los servicios de los cuales provienen.
En lugar de ofrecerles a los consumidores una alternativa viable a la televisión convencional, los servicios de transmisión vía streaming de televisión en vivo ofrecen un sustituto diluido del original. Y ahora, su cualidad redentora más obvia sobre sus predecesores, que era un punto de precio reducido, también comienza a disolverse.
Al presentar una alternativa no tan buena como la TV por cable, estas empresas ayudan a preservar el status quo.
A medida que las empresas de multimedia, proveedores de contenido y de telecomunicaciones continúan consolidándose en gigantes masivos como el de AT&T-DirecTV-Time Warner, tienen cada vez menos competidores en el mercado para impulsar la competencia y menos razones para tomar en serio las demandas de los clientes. Muchas de estas empresas ya poseen el inventario de Internet, el método de entrega y gran parte del contenido.
Entonces, la pregunta que se le hace al cliente insatisfecho se convierte en «¿A dónde vas a ir?» Y cada vez más, parece que la respuesta es: a los servicios de streaming bajo demanda como Netflix. Si bien es posible que no ofrezcan deportes en vivo o noticias de último momento, sí ofrecen un contenido atractivo a un precio que es realmente asequible.
Lo cierto es que, ya sea que el aumento consolidado de precios de esta semana se deba simplemente al costo de hacer negocios, o a algo más insidioso que podría ser revelado con el tiempo, las empresas harían bien en volver a evaluar sus decisiones antes de continuar en este camino. De lo contrario, podrían correr el riesgo de disminuir la demanda del mismo producto que están vendiendo: TV en vivo. Es un estratagema astuto que sería un tema interesante para alguna serie de televisión… si no tuvieras que gastar $40 dólares al mes para verla.
Este artículo es una traducción de una opinión de Ryan Waniata, colega en nuestra publicación hermana Digital Trends