Quizás el último episodio de Game of Thrones fue uno de los más esperados en la historia de la televisión. Y era de esperarse que generara controversias, ya que nunca es posible tener contento a todo el mundo, más aún cuando se trata de una serie que usualmente no cuenta historias felices.
Y precisamente eso fue lo que obtuvimos. Un final poco feliz. Siendo breves: ningún fanático está feliz, incluyéndome. Y antes de que empiecen a criticar mis posturas, advierto que no soy guionista o literata. Tampoco he leído los libros y mis opiniones son basadas solamente en lo que he visto a través de la serie producida por HBO. Esta nota contiene spoilers así que continúa leyendo bajo tu propio riesgo.
Muchos fanáticos han lamentado la forma en la que HBO presentó esta última temporada: no solamente tuvo seis capítulos para dar un desenlace a una serie con muchas historias entrelazadas. En lo particular, los primeros cinco episodios no me molestaron en lo absoluto. En especial el segundo capítulo de esta última temporada lo disfruté muchísimo. Era como un adiós adelantado antes de dos grandes batallas que estaban por llegar.
Pero el último capítulo me dejó un “sinsabor”. Lo único que puedo seguir pensando, es… “¿En serio? ¿Bran?”. Sí, lo sabemos. George R.R. Martin nos tiene acostumbrados a la sorpresa. A esperar lo inesperado. Pero, en serio… ¡¿Bran?!
A pesar de que este desenlace presenta respuestas a numerosas preguntas, Bran sigue siendo un misterio y alguien poco preparado para gobernar los (ahora) seis reinos. Sí, puede verlo todo. Puede saber qué consecuencias puede tener alguna decisión, pero eso no es gobernar.
Hubiera preferido ver cualquier otra persona en el trono. Daenerys era mi primera opción. Así se hubiera vuelto loca y quemara a la población de King’s Landing con Drogon. Eso también hubiera sido un final triste, ver la historia del último rey Targaryen, Aerys II repetida en Daenerys.
O bien, ver a todos muertos. ¿Por qué no? Todas las civilizaciones tienen su fin. Incluso ver a Cersei en el trono hubiera sido mejor. La más grande villana en la serie que haría lo que fuera y mataría a quien fuera con el fin de mantener el poder de su familia sobre los siete reinos. En lugar de eso, el rey es ahora Bran Stark, un rey sin carisma y sin ningún tipo de liderazgo.
Debo sin embargo comentar mi satisfacción al ver a Jon Snow acariciar a Ghost. Era el final que merecía esta relación entre el leal Direwolf y su amo. Se le hizo justicia a Ghost.
Falta ver qué pasará con las precuelas y secuelas que están siendo planeadas. ¿Veremos a Arya conquistar nuevos territorios inexplorados? ¿Veremos a Drogon de nuevo? ¿Será posible ver más dragones? ¿Qué hará Jon Snow en el norte norte (más allá del muro)? ¿Será Sansa una reina justa y poco caprichosa? Tenemos tantas preguntas todavía.