“El iPhone 11 se ve muy bien. Me gustaron sus colores. Y vaya que llevaba tiempo sin expresar algo así… desde el iPhone 4”.
Fue el primer mensaje que recibí vía WhatsApp una vez terminado el evento de Apple en Cupertino, gentileza de un fiel usuario de Samsung y Android, cuya identidad me reservaré.
Será difícil encontrar más personas que —no siendo usuarios de iPhone— sientan lo mismo. El nuevo dispositivo no va a cambiar mentes. No porque tenga nuevas tonalidades vamos a pensar que ganará clientes: quienes están habituados a Android son fieles y difícilmente se van a cambiar.
Mejor, me enfoco en los que sí van a ordenarlo este 13 de septiembre. Y aprovecho para agradecer a Apple por hacerlo a una hora más accesible. Como en esta ocasión será a las 5:00 am (hora del Pacífico), seré uno de los que pedirán un iPhone 11 Pro Max en verde.
Aunque el diseño exterior no me gusta nada, la cámara se ve totalmente innovadora. Eso sí, preferiría los lentes en forma lineal en vez de la disposición triangular propuesta por Apple, pues no se me hace muy agradable a la vista. Seguramente, la compañía debe tener una buena explicación (científica quizá). En definitivas cuentas, lo que importa es el cerebro detrás de la cámara.
Podemos anticipar desde ahora que el iPhone 11, el de los colores brillantes, será el más vendido. Su precio de $699 dólares lo hace muy accesible. Las opciones son lo suficientemente buenas para justificar los $300 dólares adicionales que cuesta el hermano del medio y los $400 dólares más que piden por el mayor.
El nuevo reloj no me ha dado motivos para cambiar mi Series 4. Simplemente, no hay suficientes actualizaciones para hacerlo. Si bien la pantalla permanente lo hace lucir interesante, no veo mucho más que me motive a gastar mi dinero. Solo si tienes una versión anterior al Series 3 podrías analizarlo.
Los comentarios que me ahorraré para la iPad se los dedicaré al Apple TV Plus y su sorprendente precio de $4.99 dólares, un servicio cuya suscripción será gratis para quienes compremos los nuevos productos de la compañía.
La programación suena y se ve bastante interesante, aunque no lo necesariamente robusta para poner a temblar a Netflix. Creo que los creadores de La Casa de Papel no serán retados todavía por los de Cupertino, por lo que pueden seguir estando tranquilos.
¿Qué podemos concluir? Que Apple no ganará adeptos con estos nuevos productos, pero sí hará que sus clientes corran a sus tiendas. Y yo seré uno de ellos.