Estoy ahora mismo en mi décimo CES, y créanme cuando les digo que cada uno de ellos ha sido especial. Escribo esto después de ver el show por segundo día, y con cierta pena reporto que hay muy pocas novedades. Sí, claro: hay algunas nuevas actualizaciones, pero no hay nada realmente nuevo. La promesa de los carros autónomos no es aún una realidad, y aunque me movilicé por Las Vegas a bordo de un Lyft autónomo, debo acotar que se trataba de un «ajuste» hecho a un vehículo BMW Series 5, no algo integrado desde fábrica.
También vimos un televisor de Samsung gigantesco, y un LG que se enrolla. Esos dos dispositivos fueron, posiblemente, lo más impresionante que presenciamos, pero no son nada que no hayamos visto antes, nada que no supiéramos que ya existía. En otras palabras: el factor sorpresa ha sido nulo. Vimos cómo el Asistente de Google puede ahora ser traductor de idiomas en tiempo real, pero una vez más, se trata de una mera actualización.
Por lo demás, las empresas siguen esforzándose en ser mejores, y los stands son realmente increíbles. El de LG se destaca por brindar una experiencia inmersiva con sus televisores, cosa que también sucede en el stand de Google. Este último incluye una atracción al más puro estilo de un parque de diversiones, lo cual es muy bueno y muy conveniente, sí; pero es solo una manera de atraer a los visitantes a ver «lo nuevo” de Google. Es verdad que los periodistas de tecnología somos a veces escépticos, difíciles de convencer y de entusiasmar. Pero tengo que decirlo: esta edición del CES es claramente “más vainilla que chocolate”.
La innovación sufre un lapso que puede explotar con la llegada de la tecnología 5G, sí; pero la mentada Quinta Generación de Tecnologías de Telefonía Móvil aún no ha llegado, y llevamos varios años escuchando sobre ella. Todavía se trata solo de una promesa. Verizon hizo una conferencia en la que dio a conocer que estaban trabajando en ella, pero lo cierto es que no dieron una fecha estimada de cuándo podríamos disfrutar de esta «nueva era de conectividad».
Por ahora, espero con ansiedad el CES 2020, porque este fue un año nulo en innovación de productos o servicios de tecnología. Nada nuevo bajo de este sol de Nevada que en algunas ocasiones quema, pero hoy no calienta.
Sirva esto como un llamado de atención a las grandes empresas que esta semana mostraron que se están moviendo a paso de tortuga.