Apasionado de los productos de Apple, ni lo dudé en cuanto salió al mercado: el Apple Watch suponía un apasionante salto de la tecnología de los de la manzana a mi muñeca. Pues bien, bajo esa premisa y en cuanto económicamente lo vi viable, pasé por una Apple Store y me hice con uno. ¿Primeras impresiones? Sí, no cabía duda de que se trataba de un dispositivo muy útil y cargado de tecnología, pero he necesitado llegar hasta la última versión, el Apple Watch 4 LTE, para comprender lo importante que se había convertido para mí. ¿Cómo logro sacarle partido a diario?
LTE, sin dudarlo
La primera gran duda que te puede asaltar es si compensa el sobreprecio de contar con el modelo LTE/4G con SIM virtual. Esta versión no depende de la proximidad de un iPhone para estar operativa, con lo que puedes salir de paseo o hacer deporte dejando el teléfono en casa o en el auto y, aun así, estar conectado. Este sobreprecio se ha convertido ahora en una virtud, ya que prácticamente siempre procuro salir a pasear al perro sin el iPhone y, por otro lado, llevar un dispositivo conectado que te pueda asistir en caso de emergencia te proporciona una seguridad que no se puede explicar si no se siente. Este verano, en la playa o andando en bicicleta, sabía que el Apple Watch estaba ahí en caso de tener problemas.
Una mayor conciencia de la salud
Siempre, desde el primer modelo, he optado por dormir con el Apple Watch ¿por qué? En primer lugar, para trazar mi actividad de sueño, junto con las pulsaciones; en segundo lugar, por la conveniencia de poder mirar la hora si me despertaba por la noche de una forma cómoda y, en tercero, por poder poner un despertador silencioso sin molestar a mi pareja. Fueron muchos los que entonces se aferraban al mito de que era necesario cargarlo todas las noches, pero no es así: yo cargo el Watch mientras me ducho por las mañanas y cuando preparo la cena, y siempre lo tengo con carga de sobra.
Este dispositivo ha logrado que sea mucho más consciente de la salud: ahora estoy pendiente de cerrar los anillos, vigilo mis pulsaciones y por descontado, he logrado mejorar mi cantidad y calidad de sueño gracias al dispositivo. ¿No es genial que un gadget tecnológico tenga un impacto directo en la salud?
Notificaciones, a raya
Todos sabemos lo preocupante y molesta que es nuestra dependencia al teléfono: todo el rato pendientes de la pantalla y con la ansiedad de temer habernos perdido algo… Pues bien, pese a que inicialmente temiera que el Apple Watch iba a incrementar esta tensión por la conexión, ha sucedido precisamente lo contrario: al llevar el reloj en la muñeca, todavía más cerca que el iPhone, me obligué a ser disciplinado con las notificaciones. Este trabajo de «higiene» derivó en que tan solo unas pocas notificaciones, verdaderamente importantes, llegan a mi muñeca, mientras que el resto permanecen a la espera en el iPhone. ¿Qué he ganado con esto? Una menor dependencia de la pantalla.
Seguridad personal
Abundando en lo que he descrito antes sobre las ventajas de la versión LTE, el Apple Watch es una suerte de guardaespaldas para quien lo lleva: con la detección de caídas activada, uno ya sabe que si sufre un accidente, un desmayo o cualquier otro incidente, el reloj avisará convenientemente a los servicios de emergencia y a los contactos que hayamos configurado, con lo que el tiempo de espera antes de ser socorrido se reduce al mínimo. Por otro lado, en caso de robo o cualquier otro incidente, el acceso a los servicios de emergencia es mucho más directo y mediante una simple pulsación.
Y lo que vendrá…
Apple siempre ha hecho suya la máxima de una plataforma sobre la que desarrollar el software: esto es, que sobre un mismo hardware el fabricante desarrolla e incorpora nuevas funciones. Prueba de esta estrategia de producto fue la reciente adición de un sistema que permite al dispositivo efectuar electrocardiogramas, y a partir de ahí potencialmente salvar la vida de algunos afectados. Pero lo mejor sin duda estará por llegar: ¿qué incorporará el Apple Watch en el futuro? No en vano hay rumores de un Apple Watch Series 5.