El cambio de personalidad que tuvieron sus hijos de 11 y 13 años luego de recibir teléfonos inteligentes el año pasado dejó tan sorprendido a Tim Farnum, que el anestesiólogo de Colorado está ahora proponiendo una ley en su estado que prohiba las ventas de celulares con acceso a Internet a preadolescentes.
Según le contó Farnumal al diario The Washington Post, sus muchachos enérgicos y extrovertidos se volvieron temperamentales y solitarios. Rara vez abandonaban sus habitaciones, y cuando trató de quitarle los teléfonos, uno de los hijos lanzó una rabieta que el papá describió como el equivalente al síndrome de abstinencia de droga.
Farum encontró varios estudios que explicaban el cambio de personalidad de sus hijos como el resultado de sobrexposición a los medios electrónicos, lo cual no solo afecta el comportamiento sino el desarrollo cognitivo, según indican varios estudios.
Demasiada tecnología demasiado pronto puede perjudicar el desarrollo del cerebro, obstaculizar las habilidades sociales y desencadenar una dependencia dañina en el neurotransmisor dopamina, el cual produce estados similares a los que alcanzan los adictos a las drogas y el alcohol.
Las advertencias de los expertos alarmaron aún más a Farnum, quien en febrero creó la organización sin fines de lucro Parents Against Underage Smartphones, (PAUS), que traduce «Padres Contra los Teléfonos Inteligentes para los Menores de Edad». El padre y otros profesionales han redactado una iniciativa electoral que busca límites legales a la venta de teléfonos inteligentes a menores de 13 años. De ser aprobada en 2018, sería la primera ley de este tipo en todo Estados Unidos.
Según el Washington Post, la prohibición requeriría que los minoristas pregunten a los clientes la edad del usuario principal del celular y presenten informes mensuales de adherencia al Departamento de Finanzas de Colorado.
La primera violación resultaría en una advertencia por escrito. Una segunda generaría una multa de $500 dólares y esta cantidad se duplicaría con cada incidente subsiguiente.
Obviamente, hay quienes aseguran que el tiempo que un menor permanezca frente a una pantalla es responsabilidad de los padres, no del gobierno. Pero Farnum responde que el efecto nocivo de un teléfono inteligente está al nivel de los cigarrillos, el alcohol y la pornografía, las cuales, aseguró, tienen límites de ventas a menores.
Por lo pronto, el padre de Colorado tiene un año para recaudar 100,000 firmas y lograr que la propuesta sea incluida en las elecciones de otoño del 2018.