En una impresionante investigación paleontológica se encontraron cientos de extraños fósiles dentro del cráneo de un pez, que data de hace unos 9 millones de años.
Según los científicos, se trata de diminutos gránulos fecales fosilizados conocidos como coprolitos. Estos fueron depositados por carroñeros, probablemente gusanos, que devoraron la cabeza en descomposición del pez, incluido su cerebro.
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La cabeza fue encontrada en Calvert Cliffs, un sitio ubicado al sur de Maryland donde se han hallado otros fósiles que datan del Mioceno (entre 18 y 8 millones de años).
El cráneo pertenecía al pez Astroscopus countermanim, un depredador de la familia de los aún existentes Astroscopus que habitan en el fondo del mar.
Según los paleontólogos, mientras masticaban la carne del cráneo, los gusanos expulsaron cadenas y racimos de perlas ovaladas de coprolito, cada una de las cuales medía aproximadamente 2.5 milímetros de largo y que llenaron el cráneo del pez por completo. Los investigadores señalan que los pequeños gránulos eran similares en tamaño y forma, algo para lo que no han encontrado explicación.
Otro de los hallazgos junto al cráneo del pez fue un coprolito mucho más grande, de unos 18 centímetros, que posiblemente fue defecado por un vertebrado como un cocodrilo.
Los científicos también encontraron otros depósitos de gránulos fecales en sedimentos arenosos, adheridos a caracoles fosilizados y a conchas de bivalvos que estaban rodeados de percebes preservados.
Si bien el estudio no puede confirmar con seguridad que estos gusanos carroñeros se comieran el cerebro del pez, que el cráneo del mismo esté lleno de haces sugiere que probablemente sí lo hicieron.