Todos estaríamos mucho más seguros si la teoría que sugiere que los futuros tsunamis podrían detenerse con el uso de las ondas de sonido de las profundidades oceánicas fuera cierta.
Los tsunamis, también conocidos como ondas sísmicas del mar, pueden ser devastadores.
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En 2004, una ola de 100 pies en el Océano Índico causó al menos 230,000 muertes en uno de los desastres naturales más mortales de la historia humana.
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En 2011, otro tsunami afectó y dañó los reactores de las plantas Fukushima Dai-ichi y Fukushima Dai-ni.
Por lo tanto, no hace falta decir que hallar con la manera de detener los tsunamis sería una maravillosa noticia.
Pues bien, con esto en mente, un matemático de la Universidad de Cardiff de los Estados Unidos acaba de presentar una nueva idea que, según él, podría ayudar.
Se trata de detener los tsunamis mediante el uso de las ondas de sonido de las profundidades oceánicas para robarles su amplitud y altura.
«La teoría clásica de las olas ignora los efectos de la compresibilidad del agua sobre la base de que las ondas acústicas (sonoras) y de superficie (gravedad) están prácticamente separadas», explica el Dr. Usama Kadri, de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Cardiff, a Digital Trends.
«Esto se justifica en que las ondas de agua acústicas y superficiales tienen escalas de tiempo espaciales y temporales muy diferentes y cada una puede ser tratada como si la otra no existiera», añade.
“La teoría de la onda de gravedad acústica concierne tanto a la compresibilidad como a los efectos de la gravedad y proporciona una solución general para estos dos tipos de ondas. La parte más emocionante es que a pesar de las diferencias, proporcionando las condiciones adecuadas, estas ondas resonarían entre sí e intercambiarían energía«, concluye.
Esas ondas de gravedad acústica podrían dispararse repetidamente hasta que se dispersara un tsunami.
Cabe señalar que, en la actualidad, esto sigue siendo sólo una teoría inteligente y no se ha probado en el mundo real.
De manera que el siguiente paso sería realizar un experimento de prueba de concepto, que podría llevarse a cabo a pequeña escala en un centro de investigación con un tanque de olas. Para que eso suceda, el Dr. Kadri dijo que él necesitaría «colaborar con los experimentalistas que tuvieran el equipo apropiado».
Además, sería necesaria la construcción de una máquina lo suficientemente grande como para disparar convenientemente grandes ondas de gravedad acústica.
«Si se demuestra esta teoríaa, entonces el resto es un desafío de la ingeniería y una llamada a la legislación actual», subraya Kadri. «Hay mucho por hacer antes de cualquier movimiento práctico. También existe la necesidad de estudiar los efectos ambientales, junto con un escenario de interacción más realista», matiza.