Fuera de nuestro sistema solar y pese a que las posibilidades del universo son infinitas, los científicos saben que la variedad de exoplanetas se limita a dos grandes familias: supertierras, básicamente planetas rocosos con una masa entre una y 10 veces las de nuestro planeta, o minineptunos, enanos gaseosos que tienen un océano líquido rodeado de una gruesa atmósfera de hidrógeno y helio. Las dualidad de este tipo de planetas ha generado todo tipo de teorías; una de las más aceptadas es que las supertierras son los remanentes de minineptunos, víctimas de terribles radiaciones. Hoy, esta teoría es refutada por un estudio realizado por científicos de la Universidad McGill de Canadá y publicada en el The Astrophysical Journal.
Según los expertos, no todas las supertierras fuera de los confines del sistema solar fueron minineptunos, cuyas atmósferas fueron barridas por la radiación emitida por las estrellas en cada sistema.
“Nuestra teoría muestra que algunos exoplanetas nunca pudieron tener una atmósfera gaseosa”, sostiene Eve Lee, profesora adjunta del Departamento de Física de la Universidad McGill.
La investigadora basa su teoría en los resultados de cálculos termodinámicos a partir del tamaño de los núcleos rocosos de los exoplanetas, la distancia que los separa de sus estrellas y la temperatura de las nubes de gas que los rodea.
Los datos obtenidos sugieren que los exoplanetas se forman a partir de una sola distribución de rocas formada en un disco de gas y polvo alrededor de las estrellas de cada sistema. “Algunas rocas forman caparazones de gas, mientras que otras se mantienen exclusivamente rocosas”, explica Lee.
“Nuestros hallazgos podrían ayudar a explicar el origen de estas dos familias de exoplanetas y probablemente también su prevalencia”, concluye la científica.
Por ahora, las observaciones astronómicas señalan que entre el 30 y el 50 por ciento de los exoplanetas fuera del sistema solar pertenecen a las familias de las supertierras y los minineptunos.