La zona más alta de la meseta antártica, conocida como Domo A, es el mejor lugar de la Tierra para observar de noche las estrellas.
Así lo asegura una investigación de la Universidad de Columbia Británica (UBC), publicada en la revista Nature y que da a conocer Europa Press.
“Un telescopio ubicado en el Domo A podría superar a un telescopio similar emplazado en cualquier otro sitio astronómico del planeta”, señala el astrónomo de la UBC Paul Hickson, coautor del estudio.
“La combinación de gran altitud, baja temperatura, largos períodos de oscuridad continua y una atmósfera excepcionalmente estable, hace del Domo A un lugar muy atractivo para la astronomía óptica e infrarroja. Un telescopio ubicado allí tendría imágenes más nítidas y podría detectar objetos más débiles”, agregó.
El problema es llegar hasta allá. El Domo A se ubica cerca del centro de la Antártida Oriental, a 1,200 kilómetros tierra adentro, en uno los lugares más fríos y remotos de la Tierra.
Desafío turbulento
De acuerdo con los astrónomos, uno de sus mayores desafíos es superar el efecto que causa la turbulencia atmosférica en la calidad de imagen de los telescopios. Esta turbulencia, explican, hace que las estrellas parpadeen. Cuanta menos turbulencia, mejor.
Lugares que gozan de esa menor turbulencia son los preferidos por los astrónomos de todo el mundo, es el caso de Chile y Hawai que se encuentran en zonas de gran altitud y que ofrecen observaciones en el rango de 0.6 a 0.8 segundos de arco.
En general, destacan los expertos, la Antártida tiene potencial para ver mejor, debido a una turbulencia más débil en la atmósfera libre, con un rango estimado de 0.23 a 0.36 segundos de arco, pero en un lugar llamado Domo C.
“La capa límite más delgada en el Domo A hace que sea menos difícil ubicar un telescopio sobre él, lo que brinda un mayor acceso a la atmósfera libre”, señaló en un comunicado el astrónomo Bin Ma, autor principal del artículo.