Alemania aprieta la soga contra aquellos que se resisten a vacunarse, después de que el país alcance el mayor número de infecciones por COVID-19 desde que se iniciase la pandemia.
La canciller en funciones, Angela Merkel y su sucesor, Olaf Scholz, se reunieron esta semana con los líderes de los dieciseis estados federados del país y han acordado endurecer las restricciones a los 14 millones de ciudadanos alemanes sin inmunizar.
“La cuarta ola debe romperse”, dijo Merkel a los periodistas después de la reunión. “La situación es muy grave. El número de infecciones se ha estabilizado, pero a un nivel demasiado alto”, añadió. Actualmente menos del 69 por ciento de la población de Alemania está completamente vacunada, siendo así uno de los países con menor tasa de vacunación de Europa.
Acceso prohibido y reuniones limitadas
Entre las medidas que Alemania pretende aplicar está la de impedir a los no vacunados entrar en lugares de ocio como restaurantes, cafeterías, teatros, museos o cines. Tampoco tendrán permitido acceder a comercios minoristas no esenciales, solo podrán entrar a lugares donde se venda comida o medicamentos. Adicionalmente también tendrán prohibido reunirse con más de dos personas a la vez de fuera de su núcleo familiar.
Los líderes también realizarán una votación en el Bundestag (Parlamento Federal alemán) para decidir si se aplica una ley de obligatoriedad de las vacunas. De ser aprobada, esta ley entrará en vigor en febrero de 2022. También emitieron un decreto para exigir dosis de refuerzo de la vacuna a trabajadores de residencias y hospitales, una medida que ya llevan a cabo otros países europeos como Grecia, Italia o Francia.