Cuando salimos de viaje, es casi un hecho que ya no llevamos en la mochila una guía turística, una cámara o libros para leer en el camino. Todo eso y más se ha vuelto digital y se ha metido en el teléfono en forma de distintas aplicaciones. Entonces, lo único que debemos hacer es bajar aquellas apps que nos interesan para determinados fines, sin embargo, resulta que a veces descargamos más desarrollos móviles de los que usamos, lo que provoca tener cientos de elementos que solo, en el mejor de los escenarios, están ocupando espacio.
Lo mismo pasa con las fotografías. Al tener smartphones con cámaras cada vez más impresionantes, queremos registrar hasta la sopa que estamos comiendo. Sí, algunas de esas imágenes adornan nuestras redes sociales, desde Instagram hasta Facebook, con el fin de provocar una “reacción” en nuestros contactos, aunque cientos de ellas se quedan ahí, perdidas en el almacenamiento del celular o en la nube.
Basta dar una mirada rápida por cualquiera de nuestras habitaciones para entender que eso de guardar cosas que no utilizaremos nunca más no es nuevo. Y todo ello, al final, se convierte en desecho. Lo mismo pasa con el contenido que llegó al celular y que nunca abrimos, desde documentos hasta memes: se transforma en “basura digital”, la cual suele ser bastante dañina.
Acumuladores digitales
Western Digital, el reconocido fabricante de soluciones de almacenamiento, realizó una encuesta en Estados Unidos en 2017, en la que habla de “los acumuladores digitales”, aquellas personas que guardan contenido de todo tipo en sus equipos sin preguntarse qué tan importante es.
Los resultados indicaron que el 27 por ciento de los encuestados piensa que un cuarto de la capacidad de sus celulares está ocupado por archivos que no sirven, en tanto que un 56 por ciento señala que ha recibido mensajes de alerta por estar a punto de llenar la capacidad de sus memorias. El 13 por ciento admite que no ha buscado ni ordenado, por varios meses, lo que almacena y el poco menos del 10 por ciento refiere que ni siquiera lo ha hecho en un año.
En lo que se refiere a aplicaciones específicamente, de acuerdo con datos de TechJury, un usuario tiene en promedio 80 apps en su teléfono. Sin embargo, solo puede llegar a emplear nueve al día y unas 30 cada mes. Así, se puede inferir que más del 50 por ciento de los desarrollos móviles que tenemos en nuestros celular es prescindible.
Es cierto que ahora los móviles tienen más capacidad de almacenamiento que hace unos cinco años (el Galaxy Note 10 Plus alcanza hasta 1 TB de espacio), lo que posibilita guardar cientos de desarrollos móviles. La cuestión es que estos elementos también son vulnerables, pueden ser utilizados por atacantes con fines publicitarios, para robar información o incluso para tomar el control del dispositivo.
Lo que queda de manifiesto, sobre todo en la actualidad, es que no se trata de un asunto de espacio para albergar todo tipo de archivos en nuestros smartphones, sino de comportamiento. ¿Por qué tomamos, en lugar de disfrutarlo, fotos y videos de un concierto cuando sabemos que este material no volverá a ser visto en el futuro? ¿Por qué esa necesidad de descargar la app de moda que en un par de semanas va a quedar en el olvido junto con otras decenas de desarrollos? ¿Por qué no revisamos el celular cada semana o mes para deshacernos de memes y otros contenidos que nos comparten nuestros contactos?
Limpieza interna
Cuando damos por terminada la limpieza de nuestra habitación o casa, a pesar del cansancio, es innegable que una sensación placentera y de bienestar nos invade, sobre todo cuando el proceso implicó liberarse de documentos, cajas, libros, ropa y zapatos que no habían sido tocados por meses o años.
Limpiar “internamente” nuestro celular también lleva su tiempo y puede ser agotador. Eliminar fotos de la galería implica, por ejemplo, seleccionar una sola imagen de una secuencia, o quitar aquellas que no están bien expuestas; remover documentos requiere abrir algunos para saber si tienen información importante; y quitar apps demanda repetir el proceso de desinstalación en cada una.
La buena noticia es que la sensación de bienestar también se replica cuando tenemos un smartphone sin basura digital que, como ya mencionamos anteriormente, no solo ocupa espacio, sino que puede ser una ventana de ataque, especialmente con las aplicaciones.