Estados Unidos vive un histórico proceso a través de las elecciones presidenciales. Este derecho cívico no pertenece sólo a quienes habitan el país norteamericano, sino también a quienes orbitan la Tierra en la Estación Espacial Internacional (EEI).
En 1997, la Legislatura de Texas aprobó un proyecto de ley que les permitía a los astronautas votar desde el espacio y, recientemente, esta autorización fue aprovechada por Kate Rubins, quien se convirtió en la última astronauta en cumplir con su deber.
Aunque la esencia es la misma, votar en la Tierra es muy distinto a hacerlo a más de 400 kilómetros de distancia de su superficie.
Por lo mismo, la Nasa se ha encargado de explicar cómo votan los astronautas a través de esta ilustrativa infografía.
El sufragio de Rubins, que fue confeccionado especialmente en un laboratorio a bordo de la estación, viajó a través de un satélite de seguimiento hasta una antena terrestre en un complejo en Las Cruces, Nuevo México.
Luego, la Nasa transfirió el voto hasta el Centro Espacial Johnson en Houston y después al secretario del condado responsable de emitir la boleta, la cual está encriptada y sólo la astronauta como el secretario pueden acceder a ella.
La idea es que el proceso sea tan parecido como en nuestro planeta, resguardando la privacidad de la decisión y tomando en cuenta la relevancia del momento para el futuro de Estados Unidos.
De esta forma, Kate Rubins, que es la única estadounidense a bordo de la EEI, cumplió con una tradición cívica que lleva más de veinte años y que impulsó por primera vez su compatriota David Wolf en 1997 mientras desempeñaba labores en la estación espacial Mir.