Hace tiempo se descartó la existencia de vida en Venus a causa de la presencia de fosfina, un gas venenoso. Ahora, un nuevo estudio arroja otras pistas sobre el mismo tema: la fosfina en Venus podría deberse a la actividad volcánica.
En un inicio, se creyó que podría haber vida en Venus porque la fosfina, en la Tierra, existe gracias a organismos microscópicos o bien porque se produce en algunas industrias. Sin embargo, un grupo de científicos ahora sugiere que la fosfina se debe a explosiones volcánicas y que bien podríamos estar frente a volcanes en erupción.
Estos volcanes, a su vez, arrojarían fosfito a la atmósfera del planeta y este, al combinarse con otros elementos como el ácido sulfúrico, podría transformarse en la fosfina observada previamente.
De cualquier manera, la actividad volcánica en Venus es solo una sugerencia y no una conclusión; en otras palabras, si hay fosfina en Venus es probable que se deba a volcanes, pero nada se puede decir con total certeza todavía.
Por otra parte, la investigación cree que para que el fosfito llegue a la atmósfera de Venus y se convierta en fosfina, la erupción volcánica tendría que ser tan grande como la ocurrida con el volcán Krakatoa en 1883, la explosión más grande de la que se tiene registro en la Tierra.
Los astrónomos continuarán observando la actividad en Venus mediante las imágenes capturadas por los telescopios de ALMA, en el norte de Chile. Se desconoce si al final se concluya que uno de los planetas más cercanos al Sol tiene volcanes en actividad o no, lo que sí se sabe es que partes de sus superficie están en movimiento.