En las últimas décadas, varias misiones protagonizadas por robots han estudiado los cometas y asteroides de nuestro sistema solar. Sin embargo, hasta el momento ninguna de ellas ha podido observar la formación de un comenta desde su nacimiento.
Por lo mismo, un grupo de investigadores de la Universidad de Chicago ideó una singular propuesta para este fin. Los astrónomos se centraron en los miles de objetos de hielo y roca que se mueven entre Neptuno y Júpiter, de donde provienen muchos de los cometas que luego pasan por la Tierra.
Así, los investigadores propusieron que una nave espacial sea enviada a la órbita de Júpiter y que espere ahí el paso de alguno de estos objetos.
La idea es que la nave viaje adherida a uno de estos objetos en su tránsito hacia el Sol y pueda ser testigo de cómo nace y se forma un cometa.
“Esta sería una oportunidad increíble para ver un cometa prístino ‘encenderse’ por primera vez”, explica Darryl Seligman, investigador de la Universidad de Chicago.
“Proporcionaría un tesoro de información sobre cómo se mueven los cometas y por qué, además de cómo se formó el sistema solar e incluso cómo se forman los planetas similares a la Tierra”.
Un lugar muy dinámico
Investigaciones recientes han demostrado que la evolución del universo fue dinámico e inestable, con trozos de hielo y roca esparcidos y que se impactaron entre sí.
Muchos de estos objetos terminaron por fusionarse y formar los ocho planetas que conocemos en la actualidad.
Sin embargo, existen muchos otros cuerpos que aún permanecen sueltos y dispersos en varias regiones del universo. De ahí que los científicos destaquen la necesidad de estudiar estos cuerpos menores.
“Estos objetos muestran que el sistema solar es en realidad un lugar muy dinámico y casi vivo que está constantemente en un estado de cambio”, señalan los autores de esta singular propuesta espacial.