La pandemia de coronavirus obligó a la NASA a retrasar el lanzamiento del satélite Landsat que estaba previsto para el 16 de septiembre.
El despegue se realizaría en el Complejo de Lanzamiento Espacial 3, en la base de las fuerzas espaciales en California, y corresponde a un trabajo conjunto de la NASA y el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS). Sin embargo, tuvo que ser reprogramado para el 23 de septiembre.
De acuerdo con lo indicado por la propia agencia espacial, este retraso se debe a la escasez de oxígeno, un componente crítico del combustible para cohetes.
La escasez es a nivel mundial debido a que el oxígeno líquido es usado en los hospitales para atender a los pacientes más graves con COVID-19.
“La demanda de oxígeno líquido causada por la pandemia ha afectado al suministro de este componente que llega desde la red logística de Defensa y su proveedor Airgas”, señaló la NASA en un comunicado.
Esta misión será la novena del programa Landsat. La función del satélite es monitorear las zonas costeras de Estados Unidos. Según la agencia, estos aparatos han resultado de gran ayuda para los científicos desde su primer lanzamiento en 1972.
“Me gusta pensar en Landsat como algo así como una navaja suiza: a partir de un conjunto de observaciones o mediciones básicas, potenciamos una amplia gama de aplicaciones científicas diferentes”, señaló Jeff Masek, científico del proyecto Landsat 9 de la NASA.
Landsat 9 reemplazará a Landasat 7, que ha estado en órbita desde 1999, y funcionará en compañía de Landsat 8, lanzado en 2013.