La gestión de combustible ha sido uno de los principales desafíos para el desarrollo de los viajes espaciales, lo que los limita a trayectos cortos.
Sin embargo, recientemente un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Washington ha encontrado una insólita manera de asegurar el desarrollo de viajes espaciales más largos en un futuro no muy lejano.
Para conseguirlo recurrieron al origami o papiroflexia, aquel antiguo arte japonés del plegado de papel que ofrecería una solución al inconveniente de almacenar y transportar combustible a los motores de los cohetes.
¿Cómo lo hicieron?
Los profesionales han confeccionado una «vejiga» de combustible de plástico inspirada, precisamente, en el origami, que no se agrieta a temperaturas extremas frías, y que podría ayudar a almacenar y bombear combustible en el espacio.
«La gente ha tratado de hacer bolsas para combustible de cohetes durante mucho tiempo», explica el profesor asociado Jake Leachman.
«Actualmente no hacemos viajes grandes y de larga duración porque no podemos almacenar combustible el tiempo suficiente en el espacio».
Los investigadores hallaron bibliografía importante en la que se muestran antecedentes del origami en estudios que buscaban aprovechar sus particulares formas y su llamativo comportamiento mecánico.
En su investigación actual y sin muchos conocimientos sobre la papiroflexia, los autores siguieron varios videos en YouTube que enseñaban cómo se dobla un fuelle.
Una vez que lo consiguieron, lo probaron en nitrógeno líquido a unos 77 grados Kelvin (-196 grados Celsius). De esta manera se dieron cuenta de que la vejiga se podía apretar al menos cien veces sin romperse o gotear en condiciones de frío.
Desde ese momento, han probado el fuelle en varias ocasiones y todavía no presenta agujeros.
«Creemos que hemos resuelto un problema clave que detenía a todos. Estamos un poco entusiasmados con eso», agrega Leachman.
Los investigadores han recibido una beca de posgrado de la NASA para continuar con su innovador proyecto.