Urano, el séptimo planeta del sistema solar, es conocido por su impresionante conjunto de lunas, que actualmente suman 27. Estos satélites naturales llevan nombres inspirados en personajes de las obras de William Shakespeare y Alexander Pope. Entre ellos, los cinco más grandes y conocidos son Titania, Oberón, Ariel, Umbriel y Miranda. Titania, la más grande de todas, tiene un diámetro de 1,578 km, lo que la convierte en el octavo satélite más grande del sistema solar. Estos satélites se dividen en tres grupos: trece satélites interiores, cinco satélites mayores y diez satélites irregulares.
Y la astronomía está corrigiendo un error que por años condicionó las expediciones a las lunas del planeta. Todo por la visita hace más de 40 años de la sonda de la NASA, Voyager 2.
Un nuevo análisis muestra que la visita de la Voyager coincidió con una poderosa tormenta solar, lo que llevó a una idea engañosa de cómo es realmente el sistema de Urano.
De esta forma ahora se sabría que los satélites mayores son esferoidales, lo que indica que han alcanzado el equilibrio hidrostático, y algunos muestran signos de actividad geológica interna, como cañones y vulcanismo en sus superficies.
Según relata la BBC, el problema inicial fue que el campo magnético de un planeta atrapa cualquier gas y otro material que salga del planeta y sus lunas. Estos pueden ser de los océanos o de la actividad geológica. La Voyager 2 no encontró ninguno, lo que sugiere que Urano y sus cinco lunas más grandes eran estériles e inactivas.
La nueva investigación muestra que justo cuando la Voyager 2 sobrevoló Urano, el Sol estaba furioso, creando un poderoso viento solar que podría haber arrastrado el material y distorsionado temporalmente el campo magnético.
Por lo tanto, durante 40 años hemos tenido una visión incorrecta de cómo son normalmente Urano y sus cinco lunas más grandes, según el Dr. William Dunn del University College de Londres.
«Estos resultados sugieren que el sistema de Urano podría ser mucho más emocionante de lo que se pensaba. Podría haber lunas allí que podrían tener las condiciones necesarias para la vida, podrían tener océanos debajo de la superficie que podrían estar repletos de peces».
Según el Dr. Jamie Jasinski, de la NASA, cuya idea fue reexaminar los datos de la Voyager 2, la misión tendrá que tener en cuenta sus resultados a la hora de diseñar sus instrumentos y planificar el estudio científico.
«Algunos de los instrumentos para la futura nave espacial están siendo diseñados con ideas de lo que aprendimos de la Voyager 2 cuando voló más allá del sistema cuando estaba experimentando un evento anormal. Por lo tanto, tenemos que replantearnos cómo exactamente vamos a diseñar los instrumentos de la nueva misión para que podamos capturar mejor la ciencia que necesitamos para hacer descubrimientos».
La publicación sobre estos resultados fue hecha en la revista Nature Astronomy.