Tras usar el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) para observar regiones donde se forman estrellas en la Gran Nube de Magallanes, un equipo de investigación descubrió la existencia de un turbulento fenómeno de tira y afloja en la incubadora 30 Doradus. Las observaciones revelaron que, a pesar de una intensa retroalimentación estelar, la gravedad está incidiendo en la forma de la nube molecular y, contra todo pronóstico, fomentando la formación de estrellas jóvenes y masivas.
Los resultados de las observaciones se presentaron en una conferencia de prensa durante la asamblea 240 de la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS, en su sigla en inglés), celebrada en Pasadena (California, EE. UU.), y se publicaron en la revista The Astrophysical Journal (ApJ).
30 Doradus es una gran incubadora de estrellas ubicada muy cerca de la Vía Láctea (está a tan solo 170.000 años luz de distancia), en el corazón de la famosa Nebulosa de la Tarántula, en la Gran Nube de Magallanes. Allí se encuentra el cúmulo de estrellas más grande del vecindario cósmico –un objeto de observación perfecto para quienes buscan estudiar el nacimiento y la evolución de las estrellas. En el centro de 30 Doradus se encuentra una brillante incubadora de estrellas que ha sido la cuna de más de 800.000 estrellas y protoestrellas, entre ellas medio millón de jóvenes estrellas masivas y calientes. Esta región reviste especial interés para quienes estudian la formación de estrellas y la evolución de las galaxias debido al efecto de la gravedad y la retroalimentación estelar.
Tony Wong, profesor de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign y autor principal del nuevo estudio, comentó que, “creíamos que en las partes de la nube más cercanas a las estrellas jóvenes y masivas veríamos las señales más claras de que la gravedad era superada por la retroalimentación y, en consecuencia, había menos formación de estrellas. En cambio, nuestras observaciones confirmaron que incluso en una zona con retroalimentación extremadamente activa la gravedad sigue siendo bastante fuerte y la formación de estrellas probablemente continúe”.
A diferencia de la Vía Láctea, que presenta una tasa de formación estelar relativamente lenta, de unas siete estrellas (el equivalente a cuatro masas solares) por año, las incubadoras de estrellas de la galaxia anfitriona de 30 Doradus, la Gran Nube de Magallanes, experimentan verdaderos altibajos a los que muchas veces les siguen frenéticos períodos de nacimiento de estrellas. El equipo espera que los nuevos hallazgos, sumados a futuras investigaciones, arroje luces sobre las diferencias entre la Vía Láctea y otras galaxias incubadoras más activas, y permitan entender cómo la competencia entre la gravedad y la retroalimentación incide en la forma de las nubes moleculares y afecta la velocidad a la que se forman nuevas estrellas.