El Sol es la única estrella de nuestro sistema planetario, sin embargo, no todas son tan solitarias; se estima que más de tres cuartas partes de los sistemas son binarios o incluso más complejos.
Cuando están en espacios reducidos, las estrellas pueden tener un impacto dramático en sus vecinas: pueden despojarse de material mutuamente, fusionarse o torcer sus movimientos. Y estos eventos pueden durar varias generaciones.
Esto es lo que descubrió un equipo de astrónomos de las universidades de Washington, Western Washington y California en Irvine al analizar más de 125 años de observaciones astronómicas del sistema binario HS Hydrae.
Es lo que se conoce como un binario eclipsante: desde la Tierra, las dos estrellas parecen pasar una sobre la otra –o eclipsarse entre sí–, mientras orbitan en un centro de gravedad compartido, lo que provoca que la cantidad de luz emitida se atenúe de manera periódica.
Un siglo de cambios
En el marco de la reunión 237 de la Sociedad Astronómica Estadounidense, el equipo mostró más de un siglo de cambios en los eclipses de las estrellas en HS Hydrae.
Las dos estrellas comenzaron a eclipsarse levemente hace aproximadamente un siglo, lo que aumentó a eclipses casi completos en la década de 1960. Los niveles fueron cayendo y cesarán en febrero de 2021.
“Hace cincuenta años, estas dos estrellas se estaban eclipsando casi por completo. A principios del siglo XXI, el grado de eclipse era de alrededor del 10 por ciento y, en las observaciones más recientes de 2019, apenas se superponían”, explicó James Davenport, de la Universidad de Washington.
Los investigadores recopilaron registros históricos de observaciones que esencialmente abarcan toda la astronomía moderna, comenzando con placas fotográficas a fines del siglo XIX hasta imágenes de satélite tomadas en 2019.
Según los investigadores, los eclipses de las dos estrellas que componen HS Hydrae están cambiando probablemente por la influencia de otro cuerpo, una tercera estrella aún no observada.
Los sistemas como este, que se denominan binarios eclipsantes en evolución, son extremadamente raros, solo se conocen alrededor de una docena hasta la fecha, según Davenport.