Gracias al telescopio Very Large Telescope (VLT), astrónomos descubrieron los agujeros negros más cercanos a la Tierra conocidos hasta ahora.
Ambos son supermasivos y se encuentran en la galaxia NGC 7727, en la constelación de Acuario. Y si bien son los más cercanos a nuestro planeta, siguen estando muy lejos, a 89 millones de años luz.
Para poner ese número en contexto, los agujeros negros más cercanos antes de este descubrimiento se encontraban a 470 millones de años luz de distancia. Por otra parte, ambos se encuentran a una distancia de 1,600 años luz entre sí.
El tamaño de uno de estos agujeros es de 154 millones de veces la masa del Sol, mientras que el otro es más pequeño y solo tiene una masa de 6.3 millones la del Sol.
Es muy posible que en el futuro estos agujeros negros se encuentren en un gran choque espacial. Según la ciencia, están siempre en el centro de las galaxias; entonces, que estos dos recién descubiertos se encuentren tan cerca uno de otro quiere decir que hubo una fusión de galaxias y que inevitablemente tendrán el mismo destino en 250 millones de años.
La aparición de estos agujeros negros supermasivos en lugares recónditos del espacio sugiere que hay muchos más en el universo. Los astrónomos creen que la cifra podría ser 30 por ciento mayor a lo que se creía y que, con toda seguridad, seguirán apareciendo a medida que se explore el espacio gracias a instrumentos como el telescopio VLT ubicado en pleno desierto de Atacama.