La misión DART de la NASA tras chocar contra Dimorphos aseguró una exitosa posibilidad de que en el futuro estemos resguardados de asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra.
Y este martes 21 de marzo salieron nuevas imágenes del momento, tomadas por el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral, de Atacama en Chile.
El impacto tuvo lugar a 11 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, lo suficientemente cerca como para ser observado en detalle con muchos telescopios.
Los investigadores encontraron que la nube expulsada de escombros del asteroide parecía más azul que la roca espacial misma, lo que indica que Dimorphos está compuesto de partículas finas. Pero a medida que pasaba el tiempo después del accidente, los escombros formaron una cola y grupos que pueden haber estado formados por partículas más grandes. Los artículos de ambos equipos se publican hoy en la revista Astronomy and Astrophysics.
«Esta investigación aprovechó una oportunidad única cuando la NASA impactó un asteroide», dijo Cyrielle Opitom, astrónoma de la Universidad de Edimburgo y autora principal de uno de los estudios, en un comunicado de ESO, «por lo que no puede ser repetido por ninguna instalación futura. Esto hace que los datos obtenidos con el VLT en el momento del impacto sean extremadamente valiosos cuando se trata de comprender mejor la naturaleza de los asteroides».
Otro equipo, dirigido por Stefano Bagnulo, astrónomo del Observatorio y Planetario de Armagh en el Reino Unido, estudió cómo el impacto de DART alteró la superficie del asteroide.
«Cuando observamos los objetos en nuestro Sistema Solar, estamos mirando la luz solar que se dispersa por su superficie o por su atmósfera, que se polariza parcialmente«, explica Bagnulo. Esto significa que las ondas de luz oscilan a lo largo de una dirección preferida en lugar de al azar. «El seguimiento de cómo cambia la polarización con la orientación del asteroide en relación con nosotros y el Sol revela la estructura y composición de su superficie».
Bagnulo y sus colegas utilizaron el instrumento FOcal Reducer / Low dispersion Spectrograph 2 (FORS2) en el VLT para monitorear el asteroide, y encontraron que el nivel de polarización cayó repentinamente después del impacto. Al mismo tiempo, el brillo general del sistema aumentó. Una posible explicación es que el impacto expuso más material prístino del interior del asteroide. «Tal vez el material excavado por el impacto era intrínsecamente más brillante y menos polarizado que el material en la superficie, porque nunca estuvo expuesto al viento solar y la radiación solar«, dice Bagnulo.
Otra posibilidad es que el impacto destruyó partículas en la superficie, expulsando así otras mucho más pequeñas a la nube de escombros. «Sabemos que bajo ciertas circunstancias, los fragmentos más pequeños son más eficientes para reflejar la luz y menos eficientes para polarizarla», explica Zuri Gray, estudiante de doctorado también en el Observatorio y Planetario de Armagh.