El regreso del ser humano a la Luna y la ansiada llegada a Marte parecen marcar el horizonte de la exploración espacial.
Sin embargo, ambas hazañas presentan una inmensa cantidad de obstáculos y desafíos, particularmente el viaje hacia el “planeta rojo”.
Por lo mismo, los científicos trabajan sin descanso con tal de hallar solución a estos imprevistos y a veces encuentran ayuda mirando a las distintas especies del reino animal.
Uno de los problemas más grandes que plantea el arribo a Marte es la extensión y dificultad del viaje en sí.
El simple trayecto podría significar un significativo desgaste para el cuerpo de los astronautas, como la pérdida de densidad muscular y ósea.
Algo que nos ha enseñado la ciencia ficción es que estos largos traslados deben ser realizados en animación suspendida, es decir, una especie de sueño similar a la hibernación.
Los científicos también se adhieren a esta idea, en especial porque permitiría desacelerar en gran medida o incluso detener la actividad metabólica de los seres humanos durante un viaje espacial.
Así se podrían solucionar problemas de los viajes espaciales vinculados con el tiempo, la salud y la asignación de suministros.
Una hibernación sin riesgos
El Departamento de Defensa de Estados Unidos analiza el caso de varias especies de animales que pasan largas temporadas en estado de hibernación.
Ellos han centrado su investigación en los primates, por su cercanía con los humanos, en específico los lémures, que son capaces de hibernar sin experimentar pérdida de músculos y hueso.
Estos ejemplares pueden entrar en un estado de hibernación cuando los recursos son escasos y las temperaturas se vuelven frías, y son capaces de hacerlo sin bajar dramáticamente su temperatura corporal.
Una de las claves que permite esto es la presencia de los microARN, que son piezas cortas de ARN que actúan como silenciadores de genes moleculares.
En el caso de los lémures, los microARN controlan qué procesos biológicos permanecen activos para proteger al animal y cuáles se apagan para “ahorrar” energía.
Algunos de estos microARN combaten el desgaste muscular durante la hibernación. Otras de sus funciones consisten en prevenir la muerte celular, ralentizar o detener el crecimiento celular innecesario y cambiar las reservas de azúcares que se consumen rápidamente a grasas que se queman más lentamente.
Más adelante, los investigadores pretenden descubrir cómo los lémures protegen sus células del estrés, controlan los niveles globales de genes y cómo almacenan energía para sobrevivir a la hibernación.
También quieren entender cómo los microARN ayudan a estos animales a sobrevivir a condiciones ambientales extremas, como la congelación, la falta de oxígeno y los climas cálidos y secos.
Así, la clave para la sobrevivencia durante los viajes espaciales podría venir de un pequeño primate endémico de la isla de Madagascar.