En muchos sentidos, en el CES 2018 ha ocurrido lo inesperado. Nadie esperaba la lluvia torrencial que inundó el centro de convenciones. Nadie esperaba el apagón que dejó a miles de asistentes en la oscuridad. Y nunca esperábamos poder «jugar al ping-pong contra un robot», peso eso también fue posible en Las Vegas.
El robot, creado por una compañía de automatización industrial llamada Omron, fue diseñado para mostrar la tecnología de robótica e inteligencia artificial de la compañía.
Así es como funciona: después de lanzar la pelota, el robot (conocido como Forpheus) usa cámaras y algoritmos de visión artificial para rastrear la pelota y predecir su trayectoria.
Luego, el robot usa sus brazos robóticos para hacer mover la pala y golpear la bola hacia su rival. ¡Y todo esto sucede en tiempo real!
Así, cuando, finalmente, tuvimos la oportunidad de enfrentarnos al robot, estábamos listos para una épica batalla de batalla «hombre contra máquina», pero no es para eso para lo que está diseñada esta máquina.
Forpheus tiene la intención de ser cooperativa en lugar de una rival, por lo que más que intentar ganar lo que hace es mantener activa la partida y el juego. Omron lo describe más bien como si fuera un entrenador.
Además, el sistema se ajusta, automáticamente, a tu nivel de habilidad, y luego aumenta gradualmente la dificultad a medida que se va jugando, lo que lo empuja a mejorar.
Incluso es capaz de leer las expresiones faciales. De manera que, si estás luchando y desanimándote, el sistema intentará evitar que te rindas.
Sin embargo, a pesar del estilo de juego cooperativo de Forpheus, tras un par de partidas amistosas, intentamos llevar el juego n poco más allá y comenzamos a darle más fuerte. Entonces, Forpheus devolvió los golpes con facilidad, así que subimos un poco más la intensidad y ni siquiera se perturbaba.
El robot parecía infalible, por lo que empezamos a perder la esperanza, pero teníamos un truco más bajo la manga. Le dimos un golpe giratorio de alta velocidad a la pelota y Forpheus pareció no tener ni idea de qué lo había golpeado. La pelota se curvó en el aire y cortó con fuerza después del rebote, algo para lo que el sistema no estaba preparado.
Así que, finalmente, vencimos a la máquina.