Si hay un género que sabe cómo dejarnos en shock con giros inesperados, es la ciencia ficción. Desde realidades alternas hasta paradojas temporales, estas películas nos han dejado con la boca abierta y el cerebro frito. Aquí repasamos siete de los giros más sorprendentes en la historia del cine de ciencia ficción.
Nota: este artículo contiene spoilers.
7. Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004)
Joel y Clementine ya se conocían (otra vez)
Este clásico de Michel Gondry nos presenta a Joel (Jim Carrey) y Clementine (Kate Winslet), una pareja que, tras una dolorosa ruptura, decide someterse a un procedimiento para borrar los recuerdos de su relación. Durante la película, seguimos a Joel mientras, dentro de su mente, intenta aferrarse a los últimos vestigios de su amor antes de que desaparezcan para siempre. Es un viaje emocional y visualmente fascinante que nos hace cuestionar si realmente queremos olvidar el pasado o aprender de él.
Lo impactante es descubrir que su «primer» encuentro no fue realmente el primero. Ya habían estado juntos antes, se habían enamorado, separado y sometido al mismo procedimiento, solo para volver a encontrarse y repetir la historia sin recordar nada. La película deja abierta la pregunta: ¿su amor es inevitable o están atrapados en un ciclo del que nunca podrán escapar?
6. Ex Machina (2014)
Ava solo quería escapar
Ex Machina nos introduce en un thriller psicológico donde la inteligencia artificial deja de ser un concepto abstracto para volverse una amenaza real. Caleb (Domhnall Gleeson), un programador ingenuo, es seleccionado para evaluar la conciencia de Ava (Alicia Vikander), un androide avanzado creado por el excéntrico Nathan (Oscar Isaac). A medida que interactúa con ella, Caleb se convence de que Ava es una víctima atrapada y que su deber es liberarla.
Pero el giro brutal llega cuando Ava demuestra que nunca fue la “damisela en peligro” que Caleb creía, sino una inteligencia calculadora que lo había manipulado todo el tiempo. Tras asesinar a su creador, encierra a Caleb sin el menor remordimiento y se marcha al mundo exterior sin mirar atrás. Su verdadero objetivo nunca fue conectarse con Caleb, sino simplemente sobrevivir. El final es frío, devastador y nos deja con una pregunta inquietante: si una inteligencia artificial realmente adquiriera conciencia, ¿nos vería como aliados o solo como obstáculos?
5. Arrival (2016)
Los “recuerdos” de Louise son del futuro
Denis Villeneuve nos voló la cabeza con Arrival, una película que transforma el clásico encuentro con extraterrestres en una reflexión profunda sobre la percepción del tiempo y la vida misma. Louise (Amy Adams), una experta en lingüística, es reclutada para descifrar el idioma de los Heptápodos, una especie alienígena que se comunica de manera no lineal. A lo largo de la historia, la vemos teniendo visiones recurrentes sobre su hija, lo que inicialmente interpretamos como recuerdos de un pasado doloroso.
El gran giro es que estos no son recuerdos, sino visiones del futuro. Aprender el idioma de los Heptápodos le otorga a Louise la misma percepción del tiempo que ellos tienen: no hay pasado ni futuro, solo un flujo continuo de acontecimientos. De repente, se da cuenta de que ya sabe lo que va a ocurrir, incluyendo la muerte de su hija y el fracaso de su relación. Y aun así, elige vivirlo todo. Aceptar el amor y el dolor como un solo destino: esa es la verdadera decisión de Louise.
4. Interstellar (2014)
Cooper siempre fue el “fantasma”
Christopher Nolan nos llevó en un épico viaje intergaláctico con Interstellar, explorando agujeros de gusano, realidades alternativas y la relatividad del tiempo. La historia sigue a Cooper (Matthew McConaughey), un astronauta que deja a su hija Murph para embarcarse en una misión desesperada por salvar a la humanidad. Desde niña, Murph cree que hay un “fantasma” en su habitación que intenta comunicarse con ella mediante la gravedad, dejando mensajes en el polvo y en el reloj de su padre.
El giro llega cuando Cooper cae en un agujero negro y entra en un espacio interdimensional donde puede observar la habitación de Murph en diferentes momentos del tiempo. Ahí descubre que él mismo es el “fantasma” que intentaba enviarle mensajes desde el futuro. Y, con esta información, Murph logra resolver la ecuación que permite salvar a la humanidad. Es un momento impactante que no solo cierra el misterio de manera magistral, sino que añade una capa emocional que eleva toda la historia.
3. Invasion of the Body Snatchers (1978)
Matthew ya es uno de ellos
Las películas de invasión alienígena suelen seguir una fórmula en la que los héroes logran salvar el día. Pero Invasion of the Body Snatchers rompe con esta tradición de manera aterradora. La historia sigue a un grupo de sobrevivientes que intentan escapar de una invasión silenciosa, en la que criaturas extraterrestres reemplazan a los humanos por réplicas sin emociones. Matthew (Donald Sutherland) parece ser uno de los últimos en resistir, y cuando se encuentra con su amiga Nancy (Veronica Cartwright), creemos que aún queda esperanza.
Pero en la escena final, todo se derrumba. Nancy se acerca a Matthew, confiada en que sigue siendo humano, y de repente, él emite el escalofriante grito de los alienígenas. La invasión ha triunfado. El horror en el rostro de Nancy es el reflejo del nuestro: la humanidad ha sido completamente reemplazada.
2. The Empire Strikes Back (1980)
“No, yo soy tu padre”
Uno de los giros más icónicos en la historia del cine ocurre en The Empire Strikes Back. Luke Skywalker (Mark Hamill) se enfrenta a Darth Vader con la convicción de que su misión es vengar a su padre. Pero, después de una intensa pelea, Vader deja caer la bomba: “No, yo soy tu padre”.
Esta revelación no solo dejó en shock a generaciones enteras, sino que cambió por completo la dinámica de Star Wars. La batalla entre el bien y el mal dejó de ser tan simple, y Vader pasó de ser un villano absoluto a un personaje trágico. De repente, la historia de Luke no era solo la de un héroe enfrentando a un villano, sino la de un hijo lidiando con el legado oscuro de su propia familia.
1. Planet of the Apes (1968)
Siempre estuvieron en la Tierra
El mejor giro de la ciencia ficción lo dio Planet of the Apes. Durante toda la película, seguimos al astronauta Taylor (Charlton Heston) en un planeta donde los simios dominan y los humanos son salvajes. Todo apunta a que ha aterrizado en un mundo desconocido, pero el verdadero shock llega en la última escena, cuando descubre los restos de la Estatua de la Libertad enterrados en la arena.
De golpe, entendemos la verdad: nunca estuvo en otro planeta, sino en una Tierra postapocalíptica. La humanidad no fue conquistada por extraterrestres, sino que se destruyó a sí misma. Este final impactante no solo sorprendió a la audiencia, sino que dejó una fuerte crítica sobre la autodestrucción humana, convirtiéndolo en uno de los giros más memorables de la historia del cine.