A lo largo de la historia del cine, algunas franquicias de películas han abandonado su premisa original al evolucionar para mantenerse relevantes y rentables. Lo que comenzó como historias simples con un camino claro, se transformó en sagas mucho más complejas, a veces perdiendo su esencia inicial. Sin embargo, estas franquicias siguen siendo inolvidables, pues a pesar de los giros en sus tramas, han mantenido su conexión con los fanáticos. Aquí exploramos cómo algunas de las más conocidas cambiaron para siempre.
Rocky: cuando el boxeo se convierte en un legado
La saga de Rocky comenzó con la historia de un boxeador amateur intentando superar las dificultades de la vida. Una de las historias de superación más icónicas del cine. Pero a medida que los años pasaron y las secuelas fueron lanzándose, la historia se fue diluyendo en un formato más genérico de películas deportivas.
Tras Rocky Balboa (2006), muchos pensaron que la saga había llegado a su fin, pero Creed revivió la franquicia al centrar la historia en Adonis Creed, el hijo del viejo rival de Rocky, Apollo. Si bien las primeras películas de Rocky seguían una fórmula similar, los filmes de Creed han ido mucho más allá, centrándose en nuevos personajes y adaptando el legado de Rocky a una nueva generación. Hoy en día, la saga de Creed sigue avanzando, dejando atrás el espíritu original de Rocky, pero sin perder su conexión con el boxeo.
Die Hard: cuando la fórmula se agota
La primera Die Hard (1988) fue una revolución dentro del cine de acción, ofreciendo no solo adrenalina, sino también un villano inolvidable (Alan Rickman como Hans Gruber) y un héroe carismático, John McClane (Bruce Willis). Sin embargo, la premisa de un hombre atrapado en un edificio lleno de terroristas tenía sus límites. Die Hard 2 intentó replicar la fórmula, pero con el tiempo, las secuelas empezaron a experimentar con nuevas situaciones para mantener a McClane en acción.
La franquicia se desvió más y más de su premisa original, con McClane enfrentándose a nuevos tipos de amenazas, y la historia evolucionó para centrarse más en el personaje que en la trama inicial. A pesar de que la saga ya no está tan ligada al concepto original, sigue siendo una de las más queridas por los fanáticos de las películas de acción.
Alien: de horror a acción y más allá
La franquicia de Alien comenzó como una obra maestra del cine de terror, con una atmósfera tensa y la amenaza de los xenomorfos acechando en cada rincón. La secuela, Aliens (1986), cambió las cosas al añadir un enfoque más de acción, con rifles y soldados combatiendo a las criaturas. Sin embargo, el gran problema llegó cuando el misterio que rodeaba al xenomorfo empezó a desvanecerse.
A medida que la saga avanzaba, la tensión y el horror fueron quedando en segundo plano, y las películas adoptaron un enfoque más orientado a la ciencia ficción y la acción, con títulos como Prometheus y Alien: Covenant, que distanciaron aún más la saga de su premisa original. El regreso a los orígenes llegó con Alien: Romulus, pero fue un intento que no logró recuperar del todo la magia de sus primeras entregas.
Jurassic Park: del parque temático a un mundo de caos global
La Jurassic Park original, dirigida por Steven Spielberg, era una historia sobre la arrogancia humana al intentar controlar la naturaleza. El parque de dinosaurios que se convierte en una pesadilla era la premisa perfecta para una película de suspenso y aventura. Sin embargo, con Jurassic World y sus secuelas, la franquicia decidió ampliar su universo, trayendo de vuelta otro parque temático de dinosaurios (como si no hubieran aprendido nada de las tragedias pasadas).
Más allá de los parques, los nuevos filmes se enfocan en la creación de armas biológicas y el caos global, olvidando en gran parte la tensión claustrofóbica del primer filme. Aunque sigue habiendo momentos de miedo, los dinosaurios han pasado de ser la amenaza principal a ser meros actores en un espectáculo de acción.
Resident Evil: de sobrevivientes a luchadores contra el bioterrorismo
La franquicia de Resident Evil comenzó como una historia de terror sobre un grupo de personas atrapadas en un complejo subterráneo lleno de zombis, basado en el popular videojuego de Capcom. La atmósfera de terror y los zombies eran el centro de la trama, pero a medida que avanzaban las secuelas, la saga se fue alejando cada vez más de sus raíces.
La historia de Alice (interpretada por Milla Jovovich) pasó de ser un enfrentamiento con los muertos vivientes a convertirse en una batalla épica contra un imperio corporativo de bioterrorismo a escala global. Las secuelas se alejaron del enfoque de terror para adentrarse en la acción de gran presupuesto, con batallas espectaculares y efectos especiales, lo que hizo que la franquicia se volviera casi irreconocible en comparación con su inicio.
Pirates of the Caribbean: de un solo pirata a una franquicia sobrenatural
La primera Pirates of the Caribbean, The Curse of the Black Pearl (2003), era una historia fresca y divertida sobre piratas, con Johnny Depp como el inolvidable Capitán Jack Sparrow. A pesar de que la franquicia comenzó con una aventura relativamente simple, las secuelas fueron empujando los límites de lo posible. La trama pasó de las travesuras de Sparrow a complejas historias sobre maldiciones sobrenaturales, dioses y criaturas místicas.
Lo que comenzó como una historia de piratas basada en un parque de diversiones de Disney terminó siendo una saga épica que involucra más magia y fantasía que barcos y tesoros. Aunque Jack Sparrow sigue siendo el corazón de la saga, la franquicia ha ido más allá del concepto inicial de aventuras piratas para adentrarse en territorios místicos y fantásticos.
Fast & Furious: de carreras callejeras a espías internacionales
Cuando The Fast and the Furious llegó a los cines en 2001, todo giraba en torno a las intensas carreras callejeras y las vidas secretas de policías infiltrados. Sin embargo, con el éxito del primer film, la franquicia rápidamente se desvió hacia algo mucho más grande. 2 Fast 2 Furious mantuvo la premisa, pero ya empezaba a mostrar las primeras señales de cambio.
Fue en Fast & Furious (2009) cuando la cosa se descontroló, con Brian y Dom uniendo fuerzas para realizar grandes robos y, eventualmente, meterse de lleno en el mundo del espionaje internacional. Lo que comenzó con carreras de autos pasó a ser sinónimo de acción desenfrenada, explosiones y misiones secretas. La franquicia logró mantenerse viva incluso después de la trágica muerte de Paul Walker, demostrando que la historia de Brian quedó atrás y lo que importa ahora es la acción sin límites.