Los insectos cibernéticos suenan como algo salido de una novela de ciencia ficción – o de un capítulo de Black Mirror- pero ya están siendo desarrollados alrededor del mundo.
Sus usos tienen muchos más beneficios de los que uno espera. Algunos investigadores han propuesto crear una red de insectos a control remoto para vigilancia, mientras que otros proponen que se utilicen para oler explosivos y ayudar en operaciones de rescate.
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Hasta ahora, estos insectos son controlados principalmente al disparar impulsos eléctricos a través de electrodos conectados en el dron invertebrado: una técnica efectiva pero que aún no funciona muy bien y requiere mucha energía.
Pero ahora, ingenieros en Draper y en el Instituto Médico Howard Hughes (HHMI) en Janelia Farm, han empezado a trabajar en el DragonflEye, un proyecto con una técnica más sofisticada que podría representar una evolución en la cibernética de insectos.
“Intentos previos para guiar insectos voladores eléctricos más grandes eran escarabajos y langostas que pudieran cargar pesos de hasta 1.3 gramos”, afirma el ingeniero de Draper Jesse . Wheeler a IEEE Spectrum.
“Estos sistemas no incluyen sistemas de navegación y comandos inalámbricos para guiar el vuelo”, añade Wheeler.
En lugar de conectar electrodos en los músculos o el sistema nervioso, Draper está experimentando con optogenética, una técnica que utiliza modificaciones genéticas para alterar organismos que puedan responder a la luz. Esto permite que haya sistemas eléctricos más pequeños, lo cual quiere decir que caben en insectos más ágiles como abejas y libélulas.
Con estimulación optogénetica, el insecto viene equipado con un “morral” que puede recoger energía solar a través de mini paneles solares y permite que el insecto navegue de forma autónoma.
En lugar de forzar a los insectos a responder disparando electrodos, los investigadores de Draper utilizan optrodos para habilitar neuronas específicas que controlan el insecto. Este método es más preciso que el anterior y transmite información del medioambiente a un servidor externo.
Después de un año de investigación, Wheeler y su equipo están preparados para probar las libélulas con los morrales DragonflEye y monitorear el movimiento con cámaras de alta velocidad.
“Esto nos permitirá desarrollar algoritmos precisos para la navegación autónoma”, afirma Wheeler.
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Después, se enfocarán en controlar las libélulas a través de la estimulación óptica que viene del morral y poder desarrollar una versión mejorada, construyendo un DragonflEye 2.0 más liviano y mejor.