Nos encantan los Juegos Olímpicos. Puede que no se tenga la menor idea de las reglas que rigen disciplinas como el triatlón y menos cuáles son las características que se valoran al momento de juzgar un clavado olímpico, pero si nos encontramos una pantalla con la justa olímpica, lo más probable es que nuestra atención se quede pegada allí. Y si la competencia en cuestión es el atletismo —en la que el ganador es simplemente quien cruza la meta primero—, nada más emocionante que los llamados finales de fotografía en los que parece que cierto o cierta atleta están por coronarse para, sorpresivamente, ver que otra persona se lleva la gloria.
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El Comité Olímpico Internacional cuenta con una selección de las 10 mejores finales del atletismo olímpico, muy a tono con las de Tokyo 2020, y que acompañamos con una breve semblanza de las competencias que marcaron la historia de los Juegos Olímpicos.
Las finales más dramáticas del atletismo olímpico
10. Haile Gebrselassie en los 10,000 metros (Sydney 2000)
La historia del atletismo de fondo tuvo una rivalidad al estilo de Cristiano Ronaldo y Messi en las postrimerías del siglo XX y principios del XXI, con el etiope Haile Gebrselassie y el keniano Paul Tergat, quienes por años alternaban el uno y dos en los 10,000 metros y distintos maratones. En Sydney 2000, Gebrselassie obtuvo el oro tras superar a su amigo y rival viniendo de atrás. Fue, según el etiope, “el triunfo de su vida”.
9. Evelyn Ashford en los relevos 4×100 m (Seúl 1988)
Florence Griffith-Joyner y Jackie Joyner-Kersee, dos de las atletas más laureadas en la historia del atletismo estadounidense, deben una de sus tres medallas de oro a Evelyn Ashford, quien después de una mala entrega, tuvo un desempeño legendario para dejar atrás a Marlies Göhr, de Alemania Oriental.
8. Pietro Mennea en los 200 metros (Moscú 1980)
Tuvieron que pasar 17 años para que la marca impuesta por Pietro Mennea en los 200 metros se rompiera, ya que el récord en la prueba nunca nunca bajaba de los 20 segundos hasta que el italiano impuso un tiempo de 19.72. Lo llamaban “la flecha del sur” y era una excepción en una prueba dominada por los atletas afroamericanos. En Moscú 1980 vino de atrás con un asombroso sprint para lograr el oro.
7. Mo Farah en los 10,000 metros (Río 2016)
La BBC cabeceó la hazaña de Mo Farah como “un remate apoteósico”, y no es para menos. Al principio de la carrera, el atleta británico de origen somalí estaba último, pero comenzó a remontar hasta llegar a la mitad del grupo. Entonces tropezó, pero se reincorporó en cuestión de segundos para convertir la tragedia en una épica.
6. Dieter Baumann en los 5,000 metros (Barcelona 1992)
Las crónicas hablan de los 5,000 metros de Barcelona 92 como la ocasión en la que el oro dejó de ser africano. Ese honor le corresponde a Dieter Baumann, quien triunfó entre una auténtica armada de atletas africanos, pues ocho de los 16 finalistas venían de ese continente. En Alemania, su triunfo será recordado como una de las medallas que marcó la unificación del país, que competía como dos: Alemania Federal y Alemania Democrática.
5. Peter Snell en los 800 metros (Roma 1960)
Previo a la final de los Juegos Olímpicos de Roma 1960, un grupo de ejecutivos de Adidas regaló calzado a los corredores que consideraban capaces de ganar, entre ellos al belga Roger Moens, el gran favorito. Peter Snell, que entonces tenía 21 años, lo superó como un rayo en un sprint increíble. Cuatro años más tarde, volvió a ganar los 800 metros y los 1,500 metros, un doblete que nadie había conseguido desde 1920 y que nadie ha vuelto a lograr.
4. Dave Wottle en los 800 metros (Múnich 1972)
Hasta los 500 metros, el estadounidense Dave Wottle permaneció al fondo del pelotón de corredores. Entonces comenzó a acelerar y superar uno a uno a cada rival. En el tramo final, y en un auténtico final de fotografía, superó por solo 0.03 segundos al favorito, el soviético Yevgeny Arzhanov. La carrera de Wottle es considerada una de las remontadas más memorables en la historia del atletismo.
3. Billy Mills en los 10,000 metros (Tokyo 1964)
Poco antes de participar en los Olímpicos de Tokyo 1964, Billy Mills se enteró que era diabético. Pero la noticia, en vez de mermar su ánimo, lo catapultó. Entre favoritos como el australiano Ron Clarke y el tunecino Mohammed Gammoudi, Mills —quien es nativo americano— encontró un ritmo divino y en los últimos 50 metros de la carrera aceleró para superar a los favoritos.
2. Kelly Holmes en los 1,500 metros (Atenas 2004)
Con “una zancada imperial”, la británica Kelly Holmes se coronó en los 1,500 metros en Atenas 2004. Días antes de la prueba, había alcanzado el oro en los 800 metros, por lo que algunas de las atletas que la enfrentarían en los 1,500 metros esperaban que llegara mermada. Al final, su victoria fue contundente.
1. Shaunae Miller-Uibo en los 400 metros (Río 2016)
La atleta de Bahamas Shaunae Miller tuvo que recurrir a una acción desesperada para culminar una victoria histórica que no solo la llevó a la gloria, sino que privó a la estadounidense Allyson Félix de ser la primera atleta en la historia con cinco oros olímpicos. Miller llevaba la delantera, pero sobre el final Félix aceleró, pareciendo que lograría el histórico récord. Entonces, Miller se aventó sobre la meta. La diferencia entre una y otra fue de apenas siete centésimas.