Llega otra Final de la UEFA Champions League, y el recuerdo de finales pasadas es inevitable. ¿Emoción, goles o una exhibición de buen juego? Los fanáticos del fútbol nunca se pondrán de acuerdo sobre qué elementos debe tener un partido para ser considerado memorable, más aún si se trata de la final de un torneo tan emblemático la Champions League. Candidatos hay muchos, pero esta es la razón por la que creo que la final de la UEFA Champions League 2011 es la mejor que hemos visto en la última década.
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El «milagro de Estambul» protagonizado por Liverpool en 2005 es de las mayores muestras de remontadas épicas y emocionantes. Aunque fue hace más de 20 años, el agónico triunfo de Manchester United de 1999 también se inscribe en esta categoría. Y si se trata de goles, los que brindó el Real Madrid en las finales de 2014 y 2017 inclinan la balanza para ese lado.
Sin embargo, el partido entre Barcelona y Manchester United de 2011 no solo cumple con el elemento emotivo y una buena cantidad de goles (un par de tremenda factura), sino que tiene el agregado de que fue escenario de una de las exhibiciones futbolísticas más brillantes de uno de los mejores equipos de la historia.
Bajo la dirección de Pep Guardiola y guiados por un inspiradísimo Lionel Messi, el Barcelona alcanzó la final precedido de una campaña arrolladora: 27 goles en 12 partidos y solo una derrota. Además, superó en semifinales Real Madrid, su clásico rival.
Aunque menos espectacular (solo marcó 18 goles), Manchester United del eterno Sir Alex Ferguson llegó invicto al partido por el título, dando cuenta de su solidez.
El partido era visto como una revancha de la final que ambos disputaron dos años antes en Milán y que terminó con una clara victoria para el Barcelona. Y el hecho de que se disputara en el antiguo estadio de Wembley le agregaba un ambiente adicional. Todo parecía estar servido para los ingleses…
La máquina de Pep
Aunque Manchester United dominó las acciones en los minutos iniciales, los dirigidos de Guardiola tomaron el control de las acciones para brindar una de las exhibiciones más brillantes de buen fútbol.
Lo de Barcelona fue arrollador, en especial en la segunda mitad. Con una avalancha de fútbol ofensivo, presionaron a los Red Devils por todos los costados. El tridente de Messi, Villa y Pedro, apoyado por Xavi e Iniesta, no dio respiro a la defensa inglesa, cercando la portería del histórico Edwin van der Sar.
«En mi experiencia como entrenador, diría que es el mejor equipo al que nos hemos enfrentado. Nadie nos ha dado una paliza como esta», reconocería más tarde el propio Ferguson.
Si se trata de números, el partido terminó con 16 tiros a puerta para los catalanes y solo tres para los ingleses. Y un 63 por ciento de dominio de balón para los españoles.
La excelencia de Messi
Pedro abrió para los españoles, pero Wayne Rooney equilibró las acciones. Y aunque Manchester United logró irse al descanso con un empate, el Barça ya se perfilaba como un claro dominador.
En la segunda mitad, apareció Messi en su máxima expresión. Corrían nueve minutos del complemento, y el argentino desató la locura. Un disparo rasante sorprendió a Van der Sar. Y el grito contenido y eufórico del 10.
Con 23 años, el argentino se levantó como el líder que necesitaba el equipo (y que Argentina añora). Pero no solo jugó uno de los mejores partidos de su carrera, sino que desplegó su calidad durante todo el torneo (fue goleador con 12 anotaciones).
«Lionel Messi es el mejor jugador que he visto, el mejor que probablemente veré en mi vida. Tenemos buenos jugadores, pero sin él no creo que pudiéramos dar ese salto decisivo», reconoció Guardiola.
El broche de oro para el emotivo partido fue cuando el francés Éric Abidal recibió la «Orejona»: en marzo de ese año lo habían operado de un tumor al hígado, tuvo una impresionante recuperación y alcanzó a disputar la final (aunque más tarde tendría que ser trasplantado).