Año nuevo, teléfono nuevo, tablet nuevo, audífonos nuevos… La lista sigue y la conoces bien puesto que nos encontramos atrapados en una espiral de consumo que paga un elevadísimo peaje más allá de nuestra economía: el medio ambiente. ¿Sabes qué cantidad de residuos electrónicos generamos cada año? La organización Global e-Waste Monitor ha cuantificado los residuos electrónicos desechados en 2019 y atento al dato, porque superan los 53.6 millones de toneladas métricas, o lo que es lo mismo —por si este dato no te dice mucho— el equivalente al peso de 350 cruceros, y todo esto, cada año.
Este organismo destaca, por otro lado, que la generación de residuos electrónicos (e-waste) batió un récord en 2019 y lo que resulta más preocupante, registrando un incremento del 21 por ciento sobre el registro cuantificado hace cinco años. El problema no solo decrece, sino que va haciéndose cada vez más grande, y para quienes piensen que las políticas de reciclaje funcionan, tenemos la mala noticia de confirmar que apenas un 17.4 de los residuos electrónicos son reciclados y devueltos al sistema.
“No nos preocupa únicamente que la cantidad de residuos electrónicos siga creciendo, sino el hecho de que las tecnologías de reciclaje no pueden seguir el ritmo de este crecimiento”, expresó preocupada a Fast Company Vanessa Forti, autora de este preocupante informe. Por otra parte, el reciclaje de productos electrónicos únicamente se lleva a cabo con rigor en las primeras economías del mundo, mientras que en continentes como Asia y África no hay una política de reciclaje efectiva, sino que son los más desfavorecidos quienes despiezan los residuos electrónicos en vertederos para revender los componentes. Esta práctica resulta evidentemente peligrosa para quien la lleva a cabo y desastrosa para el medio ambiente.
¿Cómo abordar este problema? Los expertos coinciden en que es inevitable que se vendan cada vez más productos electrónicos y por este motivo, las medidas deben adoptarse en el terreno del reciclado de los residuos. Este informe destaca, por otra parte, que no todos los productos generan la misma cantidad ni peligrosidad de residuos: los más dañinos para el medio ambiente son aquellos que cuenta con “electrónica para variar la temperatura”, como frigoríficos o sistemas de aire acondicionado, ya que contienen gases que disparan el temido ‘efecto invernadero’. En concreto, se destaca que en 2019 se liberaron a la atmósfera por este concepto cerca de 98 millones de toneladas de CO2.
Esta ausencia de un reciclaje efectivo tiene una derivada todavía más preocupante para nuestro ecosistema, según destaca el informe de Forti: si no se aprovechan los componentes reciclados, es necesario volver a generarlos mediante la extracción y procesamiento, con lo que se generan todavía más residuos y gases que son liberados a la atmósfera.