De acuerdo con una nueva investigación, una rara y antigua piedra extraída en Namibia podría ser la clave para el desarrollo de las nuevas computadoras cuánticas. El estudio fue liderado por la Universidad de St. Andrews y sus resultados aparecieron en Nature Materials.
En el trabajo se utilizó una piedra preciosa de óxido cuproso (Cu20) extraída para producir polaritones de Rydberg, que son las mayores partículas híbridas de luz y materia que se han creado.
Según los investigadores, en estas partículas la luz y la materia se comportan como las dos caras de una moneda; el lado de la materia es el que hace que los polaritones interactúen entre sí. Esta interacción es clave porque permite crear simuladores cuánticos, un tipo especial de computadora donde la información se almacena en bits cuánticos.
A diferencia de los bits comunes de las computadoras convencionales, donde solo pueden ser 0 o 1, estos bits cuánticos pueden tomar cualquier valor entre 0 y 1, lo que permite que puedan almacenar mucha más información y llevar a cabo varios procesos de manera simultánea.
Esta tecnología podrá ayudar a los simuladores cuánticos a resolver grandes misterios de la física, la química y la biología, entre ellos, cómo fabricar superconductores de alta temperatura para los trenes de gran velocidad o cómo se podrían desarrollar fertilizantes más económicos que ayuden a acabar con el hambre en el mundo.
“Hacer un simulador cuántico con luz es el santo grial de la ciencia. Hemos dado un gran salto hacia ello al crear polaritones de Rydberg, el ingrediente clave del mismo”, señaló Hamid Ohadi, uno de los autores principales de esta investigación.
Ahora, el equipo a cargo de la investigación perfecciona este método para poder fabricar circuitos, considerados el “próximo ingrediente de los simuladores cuánticos”.