En la era digital actual, el acceso a internet se ha convertido en una necesidad fundamental para la vida cotidiana. Desde el trabajo remoto hasta el entretenimiento en línea, la velocidad y la confiabilidad de la conexión a internet juegan un papel crucial en nuestras actividades diarias. Sin embargo, definir qué se considera una velocidad de internet aceptable puede ser un tema de debate, especialmente cuando se tienen en cuenta las diversas opciones de conexión y las necesidades de los usuarios. En este artículo, exploramos el concepto de velocidad mínima de internet aceptable y cómo ha evolucionado con el tiempo.
El concepto de lo que constituye una velocidad de internet “aceptable” ha evolucionado significativamente a lo largo de los años. En los primeros días de internet, las velocidades de conexión eran bastante modestas, con módems que ofrecían velocidades de descarga de solo unos pocos kilobits por segundo. Con el tiempo, las tecnologías de banda ancha, como el DSL, el cable y la fibra óptica, permitieron velocidades de conexión mucho más rápidas, lo que llevó a un aumento en las expectativas de los usuarios.
Estándares gubernamentales y de la industria
Para establecer un punto de referencia claro para lo que se considera una velocidad de internet aceptable, los gobiernos y la industria han desarrollado estándares específicos. En los Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) establece directrices para las velocidades de conexión a internet. En 2015, la FCC definió el acceso a internet de banda ancha como una velocidad mínima de descarga de 25 megabits por segundo (Mbps) y una velocidad de carga de 3 Mbps.
Sin embargo, con el rápido avance de la tecnología y las crecientes demandas de los usuarios, estos estándares han sido objeto de revisión. En marzo de 2024, la FCC actualizó sus estándares de banda ancha, elevando el umbral mínimo de velocidad de descarga a 100 Mbps y la velocidad de carga a 20 Mbps. Esta actualización refleja la creciente necesidad de velocidades de conexión más rápidas para satisfacer las demandas de la sociedad moderna.
Para poner un ejemplo rápido, el paquete de “banda ancha” más barato anunciado por una proveedora de servicios de internet (ISP) local, Blue Ridge, cumple con este estándar para descargas (300 Mbps), pero no para cargas (7 Mbps). Para contar como verdadera banda ancha, los usuarios en esta área de servicio deben actualizar al paquete más alto anunciado, 2Gbps/40Mbps, a casi 100 dólares al mes por un precio promocional.
¿Para qué sirven los estándares de la FCC?
Los estándares establecidos por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) sirven principalmente para regular y garantizar la calidad y el acceso equitativo a los servicios de comunicaciones en los Estados Unidos. Estos estándares abarcan una amplia gama de aspectos relacionados con las comunicaciones, como la calidad del servicio de internet, la seguridad de las telecomunicaciones, la distribución del espectro electromagnético, la protección del consumidor y la promoción de la competencia en el mercado de las comunicaciones.
Impacto en los proveedores de servicios de internet y los usuarios
Dan Hays, socio de la firma consultora PwC, explicó que la acción de la FCC es la agencia gubernamental “tratando de ponerse al día un poco con dónde ha ido la industria e incluso los estándares a nivel estatal en los últimos cinco o seis años”. Hays señaló que, según las estadísticas que su firma ha visto, “más del 90 % de la población estadounidense ya tiene acceso a ese tipo de velocidades, por lo que esto realmente intenta llevar los límites de la economía de banda ancha hacia el centro”.
En el caso específico de los estándares de velocidad de internet, la FCC establece criterios mínimos para garantizar que los proveedores de servicios cumplan con ciertos niveles de rendimiento y calidad en sus servicios de banda ancha. Esto ayuda a asegurar que los consumidores tengan acceso a conexiones a internet rápidas y confiables, promoviendo así la igualdad de oportunidades y el desarrollo económico en la era digital.
La actualización de los estándares de la FCC ha tenido un impacto significativo en los proveedores de servicios de internet (ISP). Con la nueva definición de banda ancha, los ISP ahora están bajo presión para mejorar y expandir sus infraestructuras de red para ofrecer velocidades de conexión más rápidas. Esto puede implicar la actualización de las líneas de cableado, la implementación de nuevas tecnologías de transmisión y la expansión de la cobertura de la red.
Según el breve anuncio de la Comisión, 24 millones de estadounidenses (7 %) carecen de acceso a internet fijo a la nueva velocidad. Esa cifra se eleva al 24 % y al 28 % de las personas en zonas rurales y tierras tribales de nativos americanos, respectivamente. Sin embargo, las redes móviles están ayudando a cerrar esa brecha; en particular, empresas como T-Mobile y Verizon ofrecen servicio 5G al hogar como reemplazo de Internet por cable. Pero la banda ancha móvil todavía no está disponible en el 9 % del país con el estándar básico de 35 Mbps de bajada/3 Mbps de subida.
A pesar de los esfuerzos por mejorar la velocidad de internet, siguen existiendo desafíos significativos en el acceso equitativo a una conexión rápida y confiable. En áreas rurales y comunidades marginadas, la infraestructura de internet puede ser limitada o inexistente, lo que deja a muchos sin acceso a velocidades de conexión aceptables. Esto crea disparidades digitales que pueden dificultar la participación en la economía digital y el acceso a servicios en línea esenciales.
El futuro de la velocidad de internet
A medida que avanza la tecnología, se espera que las velocidades de internet continúen aumentando y que los estándares de lo que se considera “aceptable” también evolucionen. De hecho, el próximo aumento será a 1 Gbps/500 Mbps en algún momento en el futuro. Además, con el despliegue de redes 5G y el desarrollo de tecnologías de próxima generación, como la fibra óptica de ultra alta velocidad, es posible que veamos velocidades de conexión aún más rápidas en el futuro. Sin embargo, es fundamental abordar las disparidades en el acceso a internet para garantizar que todos los individuos tengan la oportunidad de beneficiarse de una conexión rápida y confiable a la red global.