Pensemos por un momento en las siguientes especificaciones técnicas: un procesador Intel 8088 operando a 4.77 Mhz, 64 kilobytes de memoria RAM, un puerto para disquetes de 5.25 pulgadas y un sistema operativo llamado IBM PC DOS. En la práctica, estas características están totalmente obsoletas en 2021, pero en 1981 eran un equipo tope de línea y la nueva PC lanzada a la venta por IBM.
La idea de IBM era, además de vender un equipo muy capaz para lo que se necesitaba en aquel entonces, llegar a más gente. La compañía vendía los equipos directamente a los usuarios, pero para la IBM PC de 1982 se asociaron con grandes cadenas para que así cualquier persona que pasara por una tienda la viera y se interesara en esta nueva época de la computación en la comodidad del hogar.
La IBM PC se vendía completa; además de las especificaciones mencionadas y de un excelente teclado, también incluía una pantalla. De hecho, habían dos opciones disponibles en términos de tarjeta gráfica: una salida de video que permitía mayor resolución pero que podía mostrar solo texto, o una de menos pixeles pero que mostraba texto e imágenes.
Uno de los aspectos más interesantes de la propuesta de IBM estuvo en una suerte de cambio de paradigma, que de cierta manera sigue vigente hasta hoy día en los equipos prearmados por diferentes marcas. En 1981, IBM apostó por crear un chasis y un diseño que permitiera utilizar piezas de terceros, tanto dentro como fuera de la computadora.
Precisamente esa apertura fue uno de los grandes aciertos de IBM, ya que gracias a ello existió en el mercado una gran cantidad de periféricos que expandían las capacidades de la máquina. Era posible, por ejemplo, instalar varias unidades lectoras de disquetes o conectar las famosas caseteras, que en los años ochenta resultaron muy populares para almacenar todo tipo de software.
Porque además, este equipo de IBM no incluyó un sistema de almacenamiento interno tipo disco duro, problema que se arreglaría con modelos subsiguientes; durante la primera generación, los usuarios tuvieron que hacerse de disquetes y casetes. No puede haber nada más ochentero que guardar programas y juegos en dichos medios.
Sin embargo, y a cambio de la falta de disco duro, la computadora de IBM permitía agregar, además del teclado que se incluía de fábrica, una serie de dispositivos como módems, impresoras a través del puerto paralelo o un mouse. Incluso permitía aumentar la cantidad de memoria disponible (hasta 256 kB como máximo) o agregar otra tarjeta de video.
Este equipo de IBM salió a la venta el 12 de agosto de 1981 por alrededor de $1,500 dólares —que en la actualidad serían el equivalente a $4,500 dólares— en su modelo más básico y sencillo. Resultó ser un absoluto éxito no solo gracias a los anuncios televisivos con Charles Chaplin o por sus especificaciones, sino porque abrió el mercado de las computadoras personales cuando estas todavía estaban en pañales y nadie sabía exactamente como dar el siguiente paso.
Precisamente, IBM fue marcó el camino para que, años después, otros fabricantes comenzaran a producir equipos similares basados en una idea similar: un diseño de base que pudiera ser actualizable y expandible mediante accesorios y dispositivos de terceros. Asimismo, IBM lanzó modelos renovados (y años más tarde, su primera portátil) que llegaron con un mejor procesador que el Intel 8088 del original y que además venían con un modesto disco duro de fábrica.
Con el tiempo, la ruta de las computadoras personales se estandarizó hasta lo que conocemos en 2021, época en la que tanto los equipos de escritorio como los portátiles están basados en un mismo diseño a gran escala. En ese sentido, la primera IBM PC fue, en cierta forma, una precursora de la computación moderna gracias a un diseño abierto que, cuatro décadas después, sigue absolutamente vigente.