Hace algunos días, Apple informó que deberá reducir la producción del iPhone 13 debido a la escasez de chips a nivel mundial.
A raíz de este inconveniente, la tecnológica tuvo que reducir el número de teléfonos en 10 millones de unidades. Esto significa además que algunos modelos tardarán en estar disponibles para ciertos compradores.
Es un problema más grave de lo que se cree, porque todo indica que la escasez de componentes se extenderá por varios meses más.
De hecho, en una entrevista con la CNBC, Pat Gelsinger, consejero delegado de Intel, señaló que esta crisis podría alargarse hasta 2023.
“Estamos en lo peor ahora mismo, cada trimestre del próximo año iremos mejorando gradualmente, pero no vamos a equilibrar la relación entre el suministro y la demanda hasta 2023”, explicó durante la conversación.
Gelsinger aprovechó para compartir los resultados de la compañía del tercer trimestre de este año, que evidencian una caída interanual de 2 por ciento en Client Computing Group, la división de procesadores de Intel, debido a los inconvenientes causados por la falta de semiconductores.
La venta de computadoras portátiles también sufrió un importante descenso por este mismo motivo hasta llegar a 5 por ciento.
Debido a este escenario adverso, la compañía evalúa otras formas de responder a la escasez de chips.
Una de estas medidas incluyen una inversión de 80 millones de dólares para expandir la producción de procesadores a Europa.
La empresa también quiere ampliar su modelo de negocio al fabricar o ensamblar procesadores de otros fabricantes, según lo anunciado por el CEO de Intel.