Las acciones de DJI ponen de relieve la seriedad de los vuelos ilegales de los aviones no tripulados en los aeropuertos restringidos, ya que la industria de la aviación sigue buscando métodos eficaces para hacer frente a tales incursiones.
Con el boom de los aviones teledirigidos de los últimos dos años, parece tristemente inevitable que siempre haya unos cuantos que decidan volar sus máquinas en lugares donde realmente no deberían hacerlo.
Y para la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) la preocupante cuestión de los drones que vuelan cerca de los aviones es cada vez mayor.
Los datos más recientes de la FAA, recogidos entre febrero y septiembre de 2016, señalan 1,274 posibles avistamientos de aviones no tripulados o drones por las instalaciones de tránsito aéreo de Estados Unidos, en comparación con los 874 registrados en el mismo período del año anterior.
Pero el problema no se limita a los Estados Unidos. Casi todos los aeropuertos del mundo se enfrentan a este mismo peligro, a destacar la mala suerte de China que está experimentando muchas incursiones ilegales.
De hecho, el aeropuerto ha sido tan gravemente afectado que la firma DJI ha intervenido con la oferta de una recompensa en efectivo de hasta 1 millón de yuanes (unos 145,000 dólares) para ayudar a pillar a los responsables.
Durante cuatro días en abril, vehículos aéreos no tripulados (UAVs) interrumpieron múltiples vuelos – 60 en un día en particular – en el Chengdu Shuangliu International, a 950 millas al suroeste de Beijing, según informó la BBC.
Aunque no está claro si las autoridades tienen pruebas de que estas máquinas voladoras son fabricadas por DJI, la compañía con sede en Shenzhen evidentemente se siente obligada a ayudar a atrapar a los que están detrás de estos vuelos.
Así, DJI ha dicho en un comunicado que volar un UAV cerca de un aeropuerto amenaza la seguridad pública mientras que también daña la reputación de la industria de los drones de consumo, describiendo estos vuelos ilegales como «actos de maldad».
DJI incluye un software en sus drones que impide que los pilotos los operen dentro de zonas restringidas, por lo que si los aviones no tripulados que vuelan cerca del aeropuerto están hechos, efectivamente, por la compañía, entonces el propietario claramente ha superado estas restricciones.
Tales incidentes han llevado a una serie de empresas a desarrollar sus propias soluciones de hardware para reducir estos drones, incluyendo desde bazucas de tiro neto hasta escudos de defensa electromagnéticos. En los Países Bajos, incluso han entrenado águilas para evitar problemas más serios. .