Esta es una historia curiosa y parece nuevamente llevarnos a The Last of Us, porque otra vez los hongos son protagonistas, pero esta vez nada asociado a infectados, ni muertes ni pandemias, sino que a la construcción de computadores.
El Laboratorio de Computación No Convencional de la Universidad del Oeste de Inglaterra en Bristol, Reino Unido, está desde 2001 trabajando en la informática fúngica.
Con las computadoras fúngicas, el micelio, la estructura radicular ramificada y similar a una red del hongo, actúa como conductores, así como los componentes electrónicos de una computadora. Pueden recibir y enviar señales eléctricas, así como retener la memoria.
«Mezclo cultivos de micelio con cáñamo o con virutas de madera, y luego lo coloco en cajas de plástico cerradas y permito que el micelio colonice el sustrato, para que todo se vea blanco», dice Andrew Adamatzky, director del Laboratorio de Computación No Convencional. «Luego insertamos electrodos y registramos la actividad eléctrica del micelio. Entonces, a través de la estimulación, se convierte en actividad eléctrica, y luego obtenemos la respuesta». Señala que este es el único laboratorio húmedo del Reino Unido, uno donde la materia química, líquida o biológica está presente, en cualquier departamento de ciencias de la computación.
Las computadoras de hongos podrían ofrecer algunos beneficios sobre las computadoras convencionales. Aunque nunca pueden igualar las velocidades de las máquinas modernas de hoy en día, podrían ser más tolerantes a fallas (pueden autorregenerarse), reconfigurables (crecen y evolucionan naturalmente) y consumen muy poca energía.
Adamatzky agrega que, «descubrimos que los hongos producen picos similares al potencial de acción. Los mismos picos que producen las neuronas», dice. «Somos el primer laboratorio en informar sobre la actividad de los hongos medidos por microelectrodos, y el primero en desarrollar computación fúngica y electrónica fúngica».
Hasta ahora, han trabajado con hongos ostra (Pleurotus djamor), hongos fantasma (Omphalotus nidiformis), hongos de soporte (Ganoderma resinaceum), hongos Enoki (Flammulina velutipes), hongos de branquias divididas (Schizophyllum commune) y hongos de oruga (Cordyceps militari).