Uno de los componentes más importantes en tu computadora es el procesador, también conocido como CPU (Central Processing Unit; Unidad Central de Procesamiento). El procesador se encarga de gestionar la lógica y las instrucciones de todas las operaciones que se ejecutan, desde las más exigentes hasta las más sencillas. Por lo tanto, es muy importante saber cómo elegir una CPU adecuada.
Ahora bien: salir de compras por uno de estos puede resultar bastante confuso ya que los conceptos importantes son varios (núcleos, hilos, velocidad de reloj y memoria caché) y es necesario saber qué significa cada uno. Te garantizamos una cosa: cuando llegues al fin de esta guía, ya sabrás cómo elegir una CPU dependiendo de lo que quieras hacer con tu computadora.
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AMD vs Intel
Existen dos fabricantes de procesadores, ya sea en escritorio o en portátiles: AMD e Intel. Hasta 2017, y a menos que tu presupuesto fuera muy bajo, Intel era la única opción. Pero a día de hoy, la competencia está muy equilibrada y tanto los procesadores de Intel como los de AMD son una excelente alternativa.
Eso no quiere decir que a veces no podamos a recomendar una marca por encima de otra, pero las diferencias entre ambas marcas ya no son tan importantes como hasta hace un tiempo atrás. Y son varios los factores que se deben tomar en cuenta a la hora de elegir.
Hay que destacar también que, si tu idea es armar una computadora desde cero, entonces debes adquirir ciertas piezas compatibles. Por ejemplo, una tarjeta madre para procesadores Intel no funcionará con CPU de AMD y viceversa. Sí, puedes utilizar memorias SSD de Intel en tarjetas madre para procesadores AMD, o lo mismo, tarjetas de video AMD con procesadores de Intel, pero si hablamos específicamente de procesadores y tarjetas madre, ambos componentes deben ser compatibles.
Nomenclaturas y generaciones
Puedes saber mucho de un procesador con solo saber a qué generación corresponde y en qué rango se ubica dentro de esa generación. AMD e Intel tienen diferentes convenciones de nombres para sus productos y saber cómo leerlas es importante. Los procesadores más nuevos son usualmente mejores y, tal como se explicará en esta guía, saber distinguir entre modelos te permitirá escoger el más adecuado.
Los procesadores AMD más nuevos son parte de la serie Ryzen 5000. El primer número indica la generación, mientras que el segundo indica su rango dentro de la generación. Por ejemplo: los 5600X y 5800X son procesadores de la serie 5000, pero el 5800X es más rápido y potente.
Aún así, los números por sí solos no significan demasiado. Sería fácil asumir que los procesadores Ryzen 5000 pertenecen a la quinta generación, pero en la práctica, se trata de la cuarta generación y solo la tercera arquitectura de Ryzen como tal. De la misma forma, un 5800X tiene la etiqueta de Ryzen 7 mientras que el 5600X tiene la etiqueta de Ryzen 5, mientras que el Ryzen 5900X tiene la etiqueta Ryzen 9, lo que hace más sentido dado su número en el nombre.
De todas maneras, estos datos sirven para poder compararlos entre sí. Un Ryzen 5900X es de una generación más reciente que el Ryzen 3900X, mientras que el 5600X y el 5800X comparten generación, pero el segundo es el más rápido.
Intel etiqueta sus procesadores de manera similar, utilizando el primer número para indicar la generación a la que corresponde y el segundo número para ubicarlo dentro de esa generación. Al igual que AMD, Intel también categoriza sus procesadores en rangos (Core i7 o Core i9, por ejemplo) y así podemos saber que un Intel 10900K es un procesadores de décima generación en el rango i9. Mientras más alto el número, más potente el procesador.
Aún así, ya tendrás claro que este tipo de nomenclaturas es para nada sencilla. Intel también rompe sus propias reglas muchas veces; por ejemplo, los procesadores 10400 y 10600K son de décima generación y pertenecen al rango Core i5, siendo el segundo el más potente entre los dos.
Pero Intel además agrega un sufijo a sus procesadores que indican cierta funcionalidad (o la falta de la misma). La lista completa de ellos, a continuación:
- G: incluye chip gráfico
- G1-G7: nivel del chip gráfico
- E: embebido
- F: no incluye chip gráfico, requiere tarjeta de video dedicada
- H: alto rendimiento optimizado para portátiles
- HK: alto rendimiento optimizado para portátiles, velocidad desbloqueada
- HQ: alto rendimiento optimizado para portátiles, cuatro núcleos
- K: velocidad desbloqueada
- S: edición especial
- T: consumo de energía optimizado
- U: consumo de energía eficiente para portátiles
- Y: consumo de energía ultra reducido para portátiles
Afortunadamente, no habrá más sufijos que estos a la hora de elegir un procesador de Intel. Los más importantes de recordar son los F y K en procesadores de escritorio, mientras que en móviles los más frecuentes son HK y U.
Núcleos e hilos
Los núcleos y los hilos de un procesador son de una consideración muy importante. Los núcleos son algo así como procesadores individuales, todos incluídos en un solo chip. Tradicionalmente, un núcleo puede llevar a cabo una tarea a la vez, lo que significa que un procesador con muchos núcleos es mejor para multitarea. Y el software moderno está mucho mejor diseñado para aprovechar el hecho de tener a varios núcleos llevando a cabo las mismas operaciones, por lo que más núcleos pueden hacer que un programa funcione más rápido.
Los hilos, en cambio, indican la cantidad de tareas que un procesador puede llevar a cabo en un momento. Muchos CPU modernos vienen con capacidad para múltiples hilos al mismo tiempo (Hyperthreading, según Intel), lo que permite que los procesadores puedan reservar recursos de otros núcleos al ejecutar una tarea. Y es por esto que con frecuencia verán CPUs que indican, por ejemplo, cuatro hilos y ocho núcleos, o seis hilos y 12 núcleos. Ahora bien, estos hilos no son tan capaces como los núcleos en sí -ya que, generalmente, lo que hacen es aprovechar partes de un núcleo que no se están utilizando-, pero sí permiten aumentar el rendimiento de un procesador y por un margen no menor.
Algunos programas pueden necesitar más núcleos e hilos que otros, por lo que el número de estos presente en un procesador es un buen indicador de rendimiento potencial. Tener más núcleos que los necesarios, eso sí, no significa que el rendimiento vaya a ir más allá de los límites del software. Por ejemplo, si solo quieres responder correos, navegar por internet o ver series en Netflix, un procesador de doble núcleo será suficiente, aunque la experiencia será algo más fluida en un computador con cuatro núcleos, sobre todo si haces varias tareas a la vez. En estos casos, no es mala idea considerar un procesador económico de seis núcleos, sobre todo si vienen con multi hilo como algunos CPUs de gama baja de AMD.
Pero si te gustan los videojuegos, entonces lo que necesitas es un procesador de cuatro núcleos y en lo posible, uno que soporte hasta ocho hilos. Es posible conseguir mejor rendimiento con procesadores de seis o hasta ocho hilos, pero más allá de eso, los beneficios no son tan notorios; por ejemplo, el Ryzen 7 5800X de ocho núcleos rinde casi igual que el Ryzen 9 5950X de 16 núcleos en la gran mayoría de los juegos, y cuesta la mitad.
En cambio, si lo tuyo es editar video o trabajar con bases de datos gigantes, entonces mientras más núcleos tengas es mucho mejor (aunque de nuevo, más allá de los ocho núcleos, los saltos en rendimiento no serán incrementales). Los procesadores 5900X y 5850X de AMD, con 12 y 16 núcleos cada uno, son dos de los mejores CPUs multi hilo en el mercado y comprueban que la cantidad de núcleos es importante si trabajas en las tareas antes mencionadas.
Existen también procesadores de hasta 64 núcleos, pero son extremadamente caros y enfocados a profesionales de campos muy específicos.
Velocidad del reloj
Otra aspecto importante en un procesador es la velocidad del reloj. Esto se representa en megahertz (MHz) y gigahertz (GHz) e indica cuántos ciclos de tareas un procesador puede ejecutar en un segundo. Con este número se puede tener una idea de la velocidad de los núcleos individuales; por ejemplo, si dos procesadores de la misma generación tienen el mismo número de núcleos, el más rápido será el que tenga la velocidad más alta.
Y cómo una velocidad mayor indica que los núcleos operan más rápido, esto trae como consecuencia que procesadores con menos núcleos pero mayor velocidad obtengan mejor rendimiento en aplicaciones que no necesitan demasiados hilos o núcleos. Por esto, ocurre que un procesador de 10 núcleos como el i9-10900K de Intel es comparable a un procesador de 16 núcleos como el Ryzen 5950X de AMD en pruebas de rendimiento. El 5950X tiene más núcleos, pero los del 10900K son más rápidos.
Los procesadores además tienen diferentes categorías de instrucciones por reloj (IPC por sus siglas en inglés). Este número indica la cantidad de tareas que se pueden ejecutar en cada ciclo y depende de la arquitectura del procesador. Siguiendo con los procesadores del ejemplo anterior, el 5950X de AMD se basa en la arquitectura Zen 3, que tiene un IPC más alto que el 10900K de Intel. En la práctica, esto quiere decir que un procesador Zen 3 será más potente que uno de décima generación de Intel, aún cuando ambos operen a la misma velocidad: el primero puede completar más instrucciones en un solo ciclo.
Si bien esto puede parecer algo confuso, sirve para resaltar la importancia de las reseñas de procesadores. Y sobre todo aquellas que comparan diversos modelos, ya que permiten tener una idea de su rendimiento en el mundo real.
Pero para guiarse de forma sencilla, siempre se debe considerar lo siguiente: los procesadores de mayor velocidad y arquitecturas o generaciones más recientes tienden a ser siempre los más rápidos para todo. Y si se trata de tareas de productividad, mientras más núcleos tenga será mejor.
Gráficos integrados
Algunos procesadores también incluyen chips integrados para gráficos, lo que les permite ejecutar operaciones de video sin depender de una tarjeta dedicada. Normalmente, estos chips no son muy potentes, pero uno como el UHD 620 de Intel permite alcanzar entre 30 y 60 cuadros por segundo en juegos más antiguos como Counter Strike: GO. Eso sí, tendrás que mantener los ajustes gráficos en calidad baja para evitar complicaciones en secciones de mucha acción.
Los chips gráficos en procesadores de Intel de undécima generación (presentes en procesadores Ice Lake de décima generación) tienen la etiqueta Iris Plus y ofrecen un rendimiento bastante razonable. En las pruebas de AnandTech, el chip integrado en un procesador i7-1065G7 del notebook Dell XPS 13 llega a los 43 cuadros por segundo en DOTA 2 en calidad de gráficos entusiasta y a 1080p de resolución. Este chip también es capaz de mover Fortnite a resoluciones de 720p y 1080p, lo cual es un avance no menor en relación a lo que eran las tarjetas de video integradas de Intel hasta hace algunos años.
Sin embargo, un avance más grande llegó con los chips Iris Xe presentes en los procesadores Tiger Lake de undécima generación. En el i7-1185G7, es posible conseguir 45 cuadros por segundo en Civilization VI y 51 cuadros por segundo en Battlefield V a resolución 1080p y con calidad gráfica media. Fornite, en cambio, tiene algunos problemas y solo alcanza los 34 cuadros por segundo a 1080p y con gráficos en calidad media.
Los chips gráficos Iris Xe de Intel siguen siendo la mejor solución integrada a día de hoy. Y sí, están lejos de lo que se puede conseguir con una tarjeta de video dedicada pero se trata de un cambio radical respecto a lo que se podía encontrar hasta no hace mucho tiempo atrás.
Los procesadores AMD en general no vienen con gráficos integrados, aunque sí existen algunos chips llamados unidades de procesamiento acelerado (APU, por sus siglas en inglés), que en general se pueden comparar a los gráficos integrados de undécima generación de Intel y que ofrecen un rendimiento razonable en juegos más antiguos o sencillos.
En cambio, los procesadores para portátiles de AMD incluyen tarjetas de video integradas basadas en su arquitectura Vega y que, en ciertas configuraciones, resultan muy buenas para jugar videojuegos. Por ejemplo, una tarjeta RX Vega 10 en el procesador Ryzen 7 3700U alcanza tasas de cuadros por segundo bastante decentes en juegos como Diablo 3 o Half-Life 2. Aunque en estos casos, habrá que revisar las especificaciones de los equipos en particular, ya que son varios los factores que pueden afectar el rendimiento de un videojuego. Pero en general, un mayor número de núcleos en el procesador conlleva un mejor rendimiento en los juegos.
Energía y temperatura
El rendimiento es el factor más relevante a la hora de renovar el procesador porque, después de todo, ¿para qué comprar uno nuevo si no es mejor que el que ya tienes? Pero si quieres un computador silencioso, eficiente o que sea particularmente pequeño, el uso de energía y la temperatura es un tema importante.
Lamentablemente, ni Intel ni AMD entregan datos muy precisos sobre estos aspectos. En cambio, lo que hacen es mezclarlos ambos en algo que se llama Potencia de Diseño Térmico (Thermal Design Power en inglés). El TDP se expresa en voltaje y permite hacernos una idea muy general de cuánta potencia requiere un procesador y de qué sistema de ventilación vas a necesitar para que la temperatura sea la correcta.
Los procesadores de bajo consumo que hay en laptops operan con solo unos pocos watts de potencia y alcanzan un máximo de 45W en los más robustos. Por otra parte, los procesadores de escritorio pueden llegar a los 125W en algunos casos, aunque lo usual es que se queden entre 65 y 95W.
En ciertas situaciones, una medida como el TDP sirve como guía de la potencia del procesador; un CPU más competente tiene una mejor capacidad para gestionar la energía que consume. Esto depende de cada caso específico, eso sí, y no siempre está relacionado a la gama de un procesador aunque sí puede ser muy útil si quieres hacer overclocking.
Por lo tanto, no está demás dar un vistazo a las reseñas de procesadores en particular para saber cuánta potencia consumen o cuánta refrigeración se necesitará. Pero si buscas un procesador cuyo TDP alcanza los 100W o tal vez más, vas a necesitar un sistema de ventilación muy potente si quieres que tu computadora no sea demasiado ruidosa.