La pandemia del coronavirus está transformando el mundo de una forma que hace tan solo un par de meses ni en la peor de las pesadillas hubiéramos podido imaginar. Como en todo cambio, hay algunos que saben aprovechar las circunstancias y crear, como fue el caso de Avi Schiffmann, un adolescente estadounidense que ha saltado al estrellato por rechazar una oferta de $8 millones de dólares por una web de seguimiento de la pandemia. Su criatura, ncov2019.live, se ha transformado en una inesperada mina de oro que acumula una media de 32 millones de visitantes al día.
Todo comenzó en diciembre de 2019, cuando el COVID-19 era tan solo una información aislada en los noticieros del mundo y que afectaba unidamente a una región de China. Por aquel entonces, Avi comenzó a acumular datos sobre una enfermedad que Donald Trump calificaría en marzo como “un problema del que hace un mes nadie sabía nada”. No era el caso de este adolescente de Washington, que ya publicaba las estadísticas de la pandemia en su web y pronto los propios registros de su dominio pulverizarían todas las marcas.
Y la hormiga se transformó en elefante
Mal estudiante y con poco ánimo de enfrentarse a los deberes en el instituto, su web se convirtió en una válvula de escape particular a la que iba dedicando cada vez más horas. A medida que transcurrían los meses y mientras el mundo contemplaba atónito la declaración de la pandemia global, el proyecto de Avi se había convertido, casi sin quererlo, en uno de los principales recursos para quienes querían conocer más sobre la expansión del virus por el mundo. Este avezado emprendedor había dado con una clave que el mundo demandaba con ansia.
No pasaron muchas semanas antes de que lo que comenzó siendo un pasatiempos, se transformara en un negocio potencial que podía hacerle rico: ncov2019.live supera los 30 millones de visitas diarias ávidas de saber los últimos datos sobre la evolución de la pandemia. De la noche a la mañana, la pequeña hormiga se había transformado en un voluminoso elefante que no pasaba desapercibido a los ojos del mundo. A medida que el sitio crecía en número de usuarios, Avi fue contactado por varias empresas y emprendedores que le propusieron diferentes ofertas por, bien hacerse con la web o bien unirse a sus filas como programador.
”Solo tengo 17 años, no necesito $8 millones”
Y si estás pensando que las ofertas eran simples cifras para superar el mes o darse un capricho, craso error: a este joven le pusieron sobre la mesa la friolera de $8 millones de dólares por su web. Y rechazó la oferta. Podrías suponer que lo hizo porque esperaba escuchar una propuesta todavía superior, pero los motivos reales te van a sumir en un mar de preguntas: “Solo tengo 17 años, no necesito $8 millones (de dólares)”, fue la respuesta que dio a Business Insider, “no quiero ser un especulador”, apostilló. ¿Qué pasa realmente por la cabeza de una persona que rechaza una solución tan fácil a los quebraderos de cabeza que agobian al resto de mortales?
Dos respuestas a esta diabólica cuestión: la primera, su temor a convertir su criatura en un expositor de banners que arruinaran la experiencia del usuario, sobre todo considerando que muchos de los visitantes provienen de países con pobres conexiones a internet; la segunda explicación es la que nos puede hacer reflexionar, y es que Avi tiene otros planes para el futuro. Sin especificar exactamente cuáles son —probablemente ni él mismo los conoce—, nuestro protagonista aclara que “quiero hacer grandes cosas en el futuro” y a buen seguro que no le faltarán ofertas pero nos vemos tentados, desde la experiencia que da el paso del tiempo, a solar aquello de “toma el dinero y corre”, sobre todo porque con esa suma se puede facilitar el desempeño de otros proyectos.
Si sigues instalado en la incomprensión, atento porque todavía hay más: Avi ha rechazado también una oferta por parte del mismísimo Microsoft bajo el argumento de que “lo último que quiero hacer es meter más líneas de código”. No tenemos claro si esta estrategia es suicida o, por el contrario, fundamentada en una fe en sí mismo que le llevará muy lejos. A estas alturas, es difícil deducir si el éxito de este estudiante fue fruto del azar y sus decisiones ahora son suicidas o, por el contrario, si estamos ante un genio que llegará muy lejos.