El fabricante japonés Subaru llamó a revisión a más de 2.3 millones de SUV, debido a un problema de emisiones que provoca fallas en la luz de freno, pero que incluso podría derivar en incendios en los vehículos.
La medida afecta aproximadamente 1,300 millones de vehículos en Estados Unidos y casi un millón en el resto de América del Norte y Japón, según informó el diario Wall Street Journal.
Si bien el problema está relacionado con emisiones, los responsables serían compuestos químicos emitidos por productos como el champú, perfumes, suavizantes de telas y cosméticos. Estos provocarían algún tipo de interferencia, creando una barrera aislante en los interruptores de las luces de freno, reduciendo el flujo de electricidad y volviéndolas inútiles.
El retiro afectará los modelos Impreza, Forester y Crosstrek producidos entre 2008 y 2017, aunque no se ha especificado qué medidas se implementarán para resolver este problema.
Si bien las luces de freno representan la falla visible, estas podrían derivar en problemas aún mayores. Según la compañía, los interruptores de luz de freno defectuosos podrían poner a los vehículos en riesgo de sufrir alguna tipo de combustión.
Suma problemas
El retiro será el más grande en la historia del fabricante asiático y se produce en un momento en que la imagen pública de la compañía no atraviesa por un buen momento.
El año pasado, dos de sus fábricas fueron descubiertas manipulando datos de eficiencia de combustible. El plan se llevó a cabo entre diciembre de 2012 y noviembre de 2017 y, según informes, afectó a unos 900 de los más de 6,000 automóviles producidos por estas plantas.
A fines de 2018, Subaru también tuvo que emitir otro retiro de 400,000 vehículos por fallas en sus resortes de válvula. La situación requirió un proceso muy intensivo en mano de obra para realizar las correcciones necesarias.
A principios de 2019, la firma de vio obligada detener la producción en sus fábricas japonesas debido a un problema de dirección asistida que afectaba a algunos modelos. El cierre, aunque breve, obligó a la compañía a dejar de operar fábricas que representan dos tercios de su producción mundial.